El entorno natural abarca la interacción de todas las especies vivas, el clima y los recursos naturales que afectan a la supervivencia humana y a la actividad económica, formando parte del sistema terrestre, constituido por elementos biológicos (plantas, animales, microorganismos…) y físicos (suelo, atmósfera, masas de agua…), así como por las relaciones y procesos biofísico-químicos (descomposición de la materia orgánica…) que sostienen su funcionamiento (ciclo del carbono, fertilidad del suelo…), lo que gráficamente se representa en base a cinco subsistemas abiertos e interdependientes: litosfera, atmósfera, hidrosfera, criosfera y biosfera

Figura 16 Esferas del sistema terrestre. Elaboración propia.

Estos subsistemas al resultar porosos, están influenciados de forma interna por las actividades humanas y, de forma externa, por variables astronómicas, resultando obligado para el estudio de la compleja interrelación de los subsistemas y para predecir los efectos que tendrá el aumento de gases de efecto invernadero de origen antropogénico, la utilización de modelos del sistema terrestre (Earth System Models).

No está de más, por ello, recordar que originalmente el concepto de “entorno natural” desde su primera acepción de “área virgen”, propia de los planteamientos conservacionistas anteriores a 1950, ha evolucionado hasta la actual de “área con ecosistemas poco alterados”, donde el escenario natural no solo engloba los ecosistemas terrestres sino también los marinos y sus relaciones con el resto de esferas del sistema terrestre. Un ejemplo muy representativo para Canarias es el bosque de laurisilva, producto de millones de años de evolución en un entorno cambiante, a pesar de que se podría debatir hasta qué punto este bosque es un ecosistema “natural”, pues lo cierto es que aproximadamente un 90% de la superficie terrestre está influenciada de alguna manera por la actividad humana (Ellis, 2011; Ellis & Ramankutty, 2008), permaneciendo en un estado prístino una escasa superficie terrestre, pues considerando las palabras del ecólogo Oliver Rackham, “lo natural” sería todo aquello que ocurre entre las intervenciones humanas (Eichhorn, 2016).

Pues bien, debido a que la Guía se encuentra orientada hacia la planificación urbanística, el [eco] sistema natural, en el contexto de la misma, se define por el conjunto de leyes naturales y procesos biológicos, físicos y químicos del sistema terrestre cuyo análisis se desarrolla con mayor amplitud en el TPB.1 Ecosistemas naturales.

Por lo tanto, desde el punto de vista del equilibrio territorial se ha considerado necesaria la inclusión de esta línea con objeto de lograr la visión global que se persigue, al resultar estos procesos biológicos, físicos y químicos del sistema terrestre fundamentales para mantener el funcionamiento de un territorio sano y resiliente, garantizando la provisión de servicios ecosistémicos para la sociedad (Ver línea de análisis de los servicios ecosistémicos en TPB.1 Ecosistemas naturales).

Por este motivo, como ya se ha adelantado, el papel del [eco] sistema natural es especialmente relevante en el equilibrio territorial necesario para afrontar la Acción Climática, al tiempo que también son importantes los efectos, en ocasiones irreparables, que pueden causar en él los procesos de transformación de los usos del suelo natural hacia el sistema rural y urbano por la acción humana.

Por todo ello se considera también necesario su análisis en el Eje de Integración Equilibrio territorial.

En todo caso, cabe destacar la relevancia de los espacios naturales terrestres y de los océanos como contribuyentes y como reguladores del cambio climático, ya que los espacios naturales pueden contribuir a la reducción de emisiones de GEI relacionadas con procesos naturales, que en pequeñas concentraciones son fundamentales para sostener la vida en el planeta (sin ir más lejos, la actividad volcánica como principal emisor de GEI natural), y en menor medida, el ciclo de carbono de los seres vivos.

Se ha de tener en cuenta que como reguladores naturales del cambio climático, los ecosistemas terrestres y marinos absorben aproximadamente la mitad de las emisiones de carbono de origen antrópico, resultando indispensable su protagonismo a la hora de capturar y almacenar el carbono.

En ese sentido, según datos de 2017 del Proyecto Global de Carbono, del total de emisiones de CO2 a nivel planetario, el 30% es asimilado por cobertura vegetal y el 25% es reabsorbido por los océanos a través de los organismos que habitan en ellos, resultando necesaria su conservación y potenciación mediante la restauración de ecosistemas degradados y/o fragmentados, pues contribuye a luchar contra el calentamiento global acelerado por el ser humano.

Figura 17. Evolución de los flujos de CO2 (emisores y sumideros) dispuesto en pentagramas de carbono. Fuente: Canadell et al., 2007 PNAS.

También merece una mención especial los océanos al retener el 90% del exceso de calor de las emisiones de gases de efecto invernadero, convirtiéndose en su principal acumulador, aunque comienzan a presentar una sobrecarga de temperatura, pues según datos el Instituto de Física Atmosférica de China (IAP) y la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (Estados Unidos), 2019 presentó las temperaturas más cálidas registradas, lo que no es baladí, pues el aumento de la temperatura media de los océanos y el cambio de su composición química podrían desencadenar mecanismos a nivel planetario que desemboquen en el colapso de la biodiversidad de gran parte de los ecosistemas de la Tierra.

Figura 18. Tendencias de acumulación de calor de los océanos del mundo, desde la superficie hasta 2.000 metros de profundidad. FUENTE: Nature Climate Change.

Otro beneficio reconocido de los entornos naturales es que las funciones ecológicas de los ecosistemas y biodiversidad que atesoran, generan un flujo de servicios que contribuyen directa o indirectamente al bienestar humano (servicios ecosistémicos), por lo que se hace necesaria la adopción de criterios que permitan integrar la variable del cambio climático en la planificación y gestión de estos ámbitos para favorecer su conservación y potenciación.

Además, desde el punto de vista de la Acción Climática, es fundamental la interrelación de éste con el sistema rural y/o el urbano a través de las infraestructuras verde y azul (IV-A), en primer lugar, para crear los corredores ecológicos imprescindibles en el mantenimiento y protección de la biodiversidad.

En un segundo lugar, para asegurar los servicios ecosistémicos necesarios para dotar a los entornos rurales, las ciudades y los pueblos de una mayor resiliencia fundamentada en la adaptación por medio de las soluciones basadas en la naturaleza (SbN); y por último, por su contribución a la absorción de CO2., lo que revierte en un mayor bienestar y salud de la ciudadanía.

Un buen ejemplo de ello son los múltiples beneficios del verde en las ciudades y en los pueblos, recurso valorado especialmente en las últimas décadas, viéndose incrementada su superficie por espacios libres que van más allá de los tradicionales vacíos edificatorios.

Estos son recursos vitales a la hora de potenciar las infraestructuras verdes y su conexión con los corredores ecológicos (Ver sección de la infraestructura verde y azul en TPB.1 Ecosistemas naturales y la EU.1 Naturaleza como aliada), mejorando la calidad de vida de las personas y contribuyendo en su conjunto, a la sostenibilidad ambiental del territorio.

¿Por qué son importantes los servicios ecosistémicos para el equilibrio territorial?

La importancia radica en los beneficios que los distintos ecosistemas producen, no sólo por los servicios que aportan a las áreas urbanas (alimentos, materia prima, energía, etc.), sino también, desde el enfoque del cambio climático, por la importantísima función de control de la contaminación que poseen al actuar “como sumideros temporales de CO2, como filtro de los contaminantes presentes en el agua o en el suelo y, sobre todo, como reservas de la biosfera, además de por coadyuvar a una mayor adaptación a los posible efectos de la crisis climática a la que nos enfrentamos”.

Queda demostrada la incidencia del entorno natural para concebir espacios resilientes a la hora de afrontar los complejos desafíos asociados al cambio climático. Asimismo, cabe señalar que en la estimación del escenario natural no sólo se consideran los valores naturales en presencia, sino que también es necesario prestar atención a los valores culturales (aprovechamientos tradicionales de los recursos naturales), como elementos configuradores del paisaje natural que se muestra en la actualidad, y como valores socioeconómicos, entre los que cabe destacar los identitarios y la contribución a la salud y bienestar, además de la riqueza del patrimonio natural como activo para la actividad turística. Ello comporta una visión integrada del medio natural y antropizado, por lo que la significación del [eco]sistema natural no puede limitarse a su mera condición física, sino que, además, es necesario tener en cuenta sus connotaciones culturales y sociales. En este contexto, la valorización del espacio natural por parte de la sociedad, le confiere un carácter patrimonial, que deriva en una protección jurídica a escala internacional, europea, española y autonómica.

Desde el punto de vista natural, resulta necesario conservar y gestionar los ecosistemas marinos por su protagonismo a la hora de ser grandes almacenes de dióxido de carbono, uno de los gases que favorece el calentamiento global. El potenciar el sumidero de carbono azul no solo contribuiría a mitigar los GEI de Canarias, sino que también reduciría la presión antrópica sobre la biodiversidad marina, dándole un mayor margen de respuesta frente a los futuros impactos del cambio climático. En la actualidad, los ecosistemas marinos se encuentran amenazados no solo por el cambio climático, sino también por la construcción de infraestructuras portuarias y por la contaminación debida a vertidos desde tierra al mar.

Figura 19. Pinar de Tamabada. Fuente Cabildo de Gran Canaria.

El valor del ecosistema natural canario

Hace tiempo que en Canarias se dejó de pensar que el “campo” o suelo no ocupado, era el negativo del suelo útil para el ser humano; entendiendo como suelo útil aquel que se destina para usos residenciales o productivos (industrial o terciario –oficinas, comercial, turístico, extractivo-, etc.).

En este sentido la Comunidad Autónoma de Canarias fue pionera en establecer una legislación que diera identidad propia al suelo que, en la legislación estatal en materia urbanística, se denominada como “no urbanizable”, al entender que la realidad física de Canarias necesitaba de una regulación normativa que tuviera en cuenta el relevante papel que el suelo rústico representa en el equilibrio natural de las distintas islas del archipiélago.

Como recoge el preámbulo de la Ley 4/2017, de 13 de julio, del Suelo y de Espacios Naturales de Canarias –LSENPC-, desde bien pronto (Ley 3/1985, de 29 de julio, de Medidas Urgentes en Materia de Urbanismo y Protección a la Naturaleza), las normas autonómicas se proyectaron sobre el territorio en orden a la salvaguarda de los Espacios Naturales Protegidos (Ley 12/1987, de 19 de junio, de declaración de Espacios Naturales de Canarias, reemplazada por Ley 12/1994, de 19 de diciembre, de Espacios Naturales de Canarias), la protección del suelo rústico y la contención de su ocupación (Ley 5/1987, de 7 de abril, sobre la Ordenación Urbanística del Suelo Rústico de la Comunidad Autónoma de Canarias), la adecuación de la planificación a la realidad insular (Ley 1/1987, de 13 de marzo, Reguladora de los Planes Insulares de Ordenación), el control sobre los usos del suelo (Ley 7/1990, de 14 de mayo, de Disciplina Urbanística y Territorial), la evaluación ambiental de las obras (Ley 11/1990, de 13 de julio, de Prevención del Impacto Ecológico), la evaluación ambiental de los planes (Decreto 35/1995, de 24 de febrero, por el que se aprueba el Reglamento de contenido ambiental de los instrumentos de planeamiento), el equilibrio entre el turismo y el territorio (inicialmente por la Ley 7/1995, de 6 de abril, de Ordenación del Turismo de Canarias) y la integración de la ordenación ambiental, territorial y urbanística (Ley 9/1999, de 13 de mayo, de Ordenación del Territorio de Canarias).

La referida Ley 5/1987, de 7 de abril, sobre la ordenación urbanística del suelo rústico de la Comunidad Autónoma de Canarias (hoy derogada), ya anunciaba en su preámbulo que:

“(…) la propia denominación en negativo, que la ley hace del suelo que va a quedar desvinculado del proceso urbanizador (suelo no urbanizable), le confiere a aquel un carácter residual, no deseable y, en todo caso, impropio del papel relevante que el suelo rustico ostenta en el equilibrio natural de las distintas islas del archipiélago.

En la reciente historia urbanística de Canarias aparecen señales inequívocas de la necesidad de abordar con urgencia un desarrollo específico de aquellas determinaciones, en línea de fomentar en la práctica urbanística y en la política que la dirige una concepción global del territorio.

En este sentido, la ley sobre ordenación del suelo rustico establece al amparo de las competencias exclusivas en materia urbanística, contenidas en el estatuto de autonomía de Canarias, que ha de ser un objetivo básico de la ordenación urbanística el estudio pormenorizado del suelo que expresamente va a quedar, por decisión del plan, excluido del proceso urbanizador, al tiempo que orienta mediante el señalamiento de las distintas categorías del suelo rustico existentes en el ámbito de la comunidad la forma en que, como mínimo, ha de abordarse aquella pormenorización.

Así pues, le confiere a este tipo de suelo el mismo rango y nivel respecto de la ordenación urbanística que la Ley del régimen del suelo y ordenación urbana otorga al suelo urbano y urbanizable.”

Toda esa evolución legislativa ha sentado las bases para concienciar a los Poderes Públicos y a la ciudadanía de la importancia del mundo natural y rural en el territorio canario, hasta llegar a la vigente LSENPC, respondiendo además a la necesidad de entender el territorio como un sistema complejo cuyos elementos están interrelacionados y en el que las distintas acciones que se producen sobre éste repercuten en el funcionamiento de los ecosistemas que se ven afectados, los cuales, a su vez, repercuten en el resto.

Es por ello que, junto a la actividad legislativa expuesta, resulta necesario que las áreas urbanas y el resto del territorio se conciban y funcionen de forma conjunta y transversal, y en especial, intentando evitar que los ecosistemas naturales se vean interrumpidos por la acción de las personas a la hora de transformar el territorio para adecuarlo a su actividad.

Es por ello necesario que se establezcan corredores ecológicos entre el mundo natural, el rural y el urbano de manera que puedan coexistir de forma armónica y equilibrada, para lo que cobra especial relevancia el [eco]sistema natural canario.

Figura 20 Resumen metas línea de análisis [Eco]sistema natural. Fuente: Elaboración propia.

¿Cómo lograr que el [eco]sistema natural adquiera el papel necesario en el modelo de ordenación para alcanzar el equilibrio territorial demandado por el Cambio Climático? 

Al integrar la variable del Cambio Climático en el planeamiento urbanístico desde la escala de la ordenación estructural con relación al sistema natural se plantea la consideración de las siguientes metas para afrontar el modelo de ordenación que estructurará el territorio municipal:

META 1

La infraestructura verde y azul como elemento estructurante del territorio: conservar, preservar, recuperar y mejorar los ecosistemas naturales vulnerables al cambio climático; minimizar la fragmentación del sistema natural, implantar una red de infraestructura verde y azul, vinculando el ecosistema natural con el rural y urbano, de manera que se genere una conectividad y se favorezca la restauración ecológica.

La ordenación territorial es “uno de los modos más eficaces de construir una infraestructura verde” según el documento Construir una Infraestructura Verde para Europa dela Comisión Europea y bajo esta premisa serán los planes insulares los que establezcan los grandes elementos conformadores de ésta.

Sin embargo, para lograr la adecuada conectividad de la misma, al descender de escala, la ordenación estructural de los planes generales es la herramienta necesaria para darle el protagonismo que requiere y facilitar su penetración y ramificación en el territorio a nivel local.

La importancia de la infraestructura verde y azul, su análisis y las medidas para su conservación y potenciación se desarrollaampliamente en el Eje de Integración Ecosistemas naturales, y más concretamente en la línea de análisis TPB.1.1 La infraestructura verde y azul: la retórica de un ciclo.

Los objetivos y metas que se quieren conseguir con la Infraestructura Verde, según se desprende de la “Estrategia Nacional de Infraestructura Verde y de la Conectividad y Restauración Ecológicas”, son las siguientes:

– Reducir los efectos de la fragmentación y de la pérdida de conectividad ecológica ocasionados por cambios en los usos del suelo o por presencia de infraestructuras.

– Restaurar los hábitats y ecosistemas de áreas clave para favorecer la biodiversidad, la conectividad o la provisión de servicios de los ecosistemas, priorizando soluciones basadas en la naturaleza.

– Mantener y mejorar la provisión de servicios de los ecosistemas de los elementos de la infraestructura verde

– Mejorar la resiliencia de los elementos vinculados a la infraestructura verde favoreciendo la mitigación y adaptación al cambio climático.

– Garantizar la coherencia territorial de la infraestructura verde mediante la definición de un modelo de gobernanza que asegure la coordinación entre las diferentes escalas administrativas e instituciones implicadas.

– Incorporar de forma efectiva la infraestructura verde, la mejora de la conectividad ecológica y la restauración ecológica en las políticas sectoriales, especialmente en cuanto a la ordenación territorial y la ordenación del espacio marítimo y la evaluación ambiental.

– Asegurar la adecuada comunicación, educación y participación de los grupos de interés y la sociedad en el desarrollo de la infraestructura verde.

Figura 21. Plano de la Estructura Ecológica del municipio de Lisboa. Fuente: Plano Director Municipal, Câmara Municipal de Lisboa 2013.

Para su consideración en la ordenación estructural del planeamiento urbanístico, se propone identificar los ecosistemas del ámbito municipal, incluyendo aquellos que no se encuentran amparados por alguna figura de protección medioambiental, identificando aquellos que presentan vulnerabilidades y/o fragmentación, además de los elementos naturales y artificiales que pueden constituirse en componentes de la infraestructura verde-azul, señalando aquellas áreas con potencial para la interconexión entre los elementos que puedan llegar a constituir esta IV-A a las diferentes escalas.

La metodología de trabajo para ello se encuentra debidamente explicada en el apartado TPB.1.1 Línea 1: La infraestructura verde y azul: la retórica de un ciclo.

Una vez identificados los elementos que integrarán la IV-A, se establecerán los corredores naturales o artificiales que conecten el espacio natural circundante y el suelo urbanizado y agrario, pudiendo estos corredores estar integrados por las grandes masas forestales, los cauces de los barrancos, las carreteras o vías, siempre que se implementen con árboles o elementos vegetales, explotaciones agrícolas sostenibles, bordes urbanos, espacios libres e incluso las cubiertas vegetales que tengan continuidad entre ellos.

“La naturaleza RECOLONIZA el espacio para contribuir a la Acción climática”

Siendo una de las premisas de la IV-A su continuidad y penetración desde el sistema natural hacia los otros sistemas que conforman el territorio, de manera que se produzca una recolonización del espacio por parte de la naturaleza, el desarrollo de la IV-A en el sistema rural merece un tratamiento específico, para lo que nos remitimos aquí al apartadoTPB.3.1 Línea 1: Agrosistemas sostenibles, siendo lainfraestructura verde-azul a escala urbana y su entorno inmediato, denominada Infraestructura Verde-Azul Urbana (I-VAu) desarrollada con amplitud en EU.1 Eje 1: Naturaleza como aliada,en donde se incide sobre su finalidad de mejorar y conservar la biodiversidad, el mantenimiento de los servicios ecosistémicos y su incorporación al entorno urbano para mejorar la calidad de vida en las ciudades; absorber los gases de efecto invernadero, y aumentando su capacidad adaptativa, entre otros aspectos, al disminuir la temperatura y mejorar la evapotranspiración natural, reduciendo las consecuencias de la “isla de calor” de los entornos urbanos.

META 2

Proteger y potenciar los ecosistemas que ofrecen servicios que favorezcan la  adaptación y contribuyan a la mitigación del Cambio Climático

Como se ha explicado en el desarrollo de la presente línea, y se detalla con mayor profusión en el apartadoTPB.1.3 Línea 3: Los beneficios de los servicios ecosistémicos en la sociedad, los favores que la naturaleza ofrece al ser humano y a la sociedad van más allá de la provisión de alimento, agua, soporte, paisaje, identidad, etc., pues la especie humana está fuertemente vinculada a la naturaleza y necesita de ella para su salud, bienestar, y supervivencia. Prueba de ello es que los servicios ecosistémicos toman un papel relevante a la hora de enfrentarnos al fenómeno climático global.

Los servicios ecosistémicos como arma para afrontar la lucha contra el Cambio Climático 

Debe tenerse en cuenta, por una parte, que la sociedad necesita de los servicios ecosistémicos para la adaptación y mitigación del cambio climático y, por otra, que ha de velar por la conservación y preservación de los mismos frente a los impactos que los ecosistemas puedan sufrir por los cambios de las condiciones climáticas, los cuales se podrán ver agravados por la situación de degradación que puedan presentar éstos.

Para integrar estos objetivos en el modelo de ordenación es necesario, en primer lugar, la localización de los ecosistemas en el territorio y clasificación de los mismos en función de los servicios que ofrezcan, con especial incidencia en aquellos relativos a la acción climática y, por otra parte, realizar el análisis de su situación, en relación a los impactos negativos actuales y de sus vulnerabilidades frente a los posibles futuros escenarios climáticos, con la finalidad de identificar sus necesidades para adoptar las medidas necesarias para su preservación y potenciación.

La metodología de trabajo para el desarrollo de esta meta se encuentra desarrollada en el apartado TPB.1.3 Línea 3: Los beneficios de los servicios ecosistémicos en la sociedad.

En cualquier caso, los resultados obtenidos de este diagnóstico nos proporcionaran la información necesaria para, a la hora de la clasificación y categorización de suelos, no solo se pueda hacer ésta en función de los valores naturales, ecológicos o paisajísticos en presencia de los suelos que componen el sistema natural, sino también en función de los servicios ecosistémicos que éstos ofrecen, contemplando la posibilidad del empleo de los mismos como herramientas de adaptación y mitigación.

Bajo este criterio podríamos dar una subcategoría de suelo acorde a su función a aquellos suelos que son útiles para la mitigación por su valor como sumideros de carbono, a los que ofrecen servicios para la adaptación a los riesgos derivados del incremento de temperaturas, a los riesgos hidrológicos; riesgos y a aquellos que permiten una adaptación basada en ecosistemas.

De esta manera se persigue que el modelo de ordenación se enfoque también en la protección estructural frente al Cambio Climático

Por lo tanto, bajo este prisma toman especial relevancia aquellos espacios que por su situación idónea respecto al entorno en el que se ubican y con potencial para la reforestación presenten una situación de deterioro que haga aconsejable su regeneración, mejorando la capacidad de sumidero por absorción de CO2, y en consecuencia la huella de carbono, o aquellos otros que por sus condiciones presenten aptitudes para la contribución a la adaptación del territorio a los efectos del cambio climático.

Figura 22. Corona forestal. Isla de Tenerife. Fuente: webtenerife.com

“El valor del suelo natural como ACTIVO ECONÓMICO en reconocimiento  a los beneficios que aporta a la sociedad para su supervivencia”

Ante el nuevo escenario al que nos enfrentamos, se considera necesario poner en valor aquellos suelos que ofrecen este tipo de servicios a la sociedad, fundamentales para la supervivencia y el bienestar de los canarios, no sólo desde el punto de vista sentimental, trascendental, ambiental o de paisaje, sino también económico que adquieren estos suelos en función de los beneficios que aportan, en la medida que ponen a disposición del bien común su capacidad de evitar mayores daños para Canarias, variable esta última que se desarrolla en el apartado GDHE.2.1. Valoración económica de los SbN y Servicios Ecosistémicos.

ITEMS DE ANÁLISIS
Conocer la situación actual

  • Identificar los ecosistemas del ámbito municipal, incluyendo aquellos que no se encuentran amparados por alguna figura de protección medioambiental
  • Identificación y localización de la totalidad de la infraestructura verde-azul a escala municipal y supramunicipal
  • Identificación de servicios ecosistémicos: adaptación bioclimática, adaptación frente a inundaciones, sumideros de carbono, adaptación basada en ecosistemas
  • Usos del suelo
  • Planeamiento vigente
  • Régimen de propiedad del suelo
  • Características geomorfológicas del territorio
  • Mapa de riesgos naturales

Para obtener esta visión crítica sobre el estado actual del modelo resulta necesario que la información urbanística del instrumento de planeamiento deba analizar una serie de aspectos mínimos para realizar un correcto diagnóstico y enfocar las medidas y propuestas de cara a la ordenación.

Diagnóstico
necesidades de actuación

  • Identificación de los elementos naturales o artificiales con potencialidad de conexión como infraestructura verde-azul
  • Detectar ecosistemas vulnerables
  • Detectar ecosistemas fragmentados
  • Analizar el grado de vulnerabilidad de los ecosistemas frente a los riesgos derivados del cambio climático, con especial atención sobre aquellos que ofrecen servicios ecosistémicos
  • Áreas infradotadas de infraestructura verde y azul
  • Áreas desconectadas de la continuidad de las redes verde-azul
  • Conexión con lo ecotonos. Red ecológica.
  • Plano de conclusión de intervención por fases de prioridad. DEBILIDAD/POTENCIALIDAD: Red infraestructura Verde y Azul
  • Áreas vulnerables por riesgos naturales
  • Áreas susceptibles de renaturalización, (cruzar con plano de usos de suelo)
  • Suelos susceptibles de reclasificación por los servicios ecosistémicos que presentan o potenciales
  • Suelos susceptibles de recategorización por los servicios por los servicios ecosistémicos que presentan o potenciales
  • Suelos susceptibles de cambio de uso por los servicios ecosistémicos que presentan
  • Suelos con necesidad de intervención para potenciar o conservar los servicios ecosistémicos

Para obtener esta visión crítica sobre el estado actual del modelo resulta necesario que la información urbanística del instrumento de planeamiento deba analizar una serie de aspectos mínimos para realizar un correcto diagnóstico y enfocar las medidas y propuestas de cara a la ordenación.

En el diagnóstico es importante, por su parte, no sólo detectar las debilidades, sino también las potencialidades y oportunidades que ofrece el territorio que permitan dar al modelo de ordenación el cambio de rumbo necesario para eliminar o reforzar las primeras a través de las medidas necesarias.

A razón de lo anterior, los indicadores se agrupan en dos bloques, indicadores de evaluación/diagnóstico, que ayudan a establecer el grado de sostenibilidad y lucha del cambo climático de la situación actual del territorio para establecer prioridades de actuación, y los indicadores de seguimiento, que se aplicarán tras establecer las alternativas de ordenación y la ordenación final para analizar si el proceso de ordenación y las ejecución en el tiempo de las intervenciones establecidas contribuyen a la consecución de las metas de la manera esperada.

En caso contrario, para disponer de los datos necesarios que permitan la modificación y reorientación del modelo de ordenación que más se ajuste a las necesidades frente al cambio climático.

Indicadores
evaluación-ordenación-seguimiento

Los indicadores de evaluación, completan el diagnóstico, ayudándonos a evaluar la situación actual del territorio donde se intervenga y determinarán su grado de cumplimiento de los umbrales mínimos de sostenibilidad, requiriendo en su caso una atención y seguimiento prioritario.

Estos indicadores se presentarán en forma de ficha en el anexo correspondiente a la presente Guía.

Tabla 2 Indicadores de la línea de análisis [Eco]Sistema natural. Fuente: elaboración propia

INDICADORES CRITERIOS DE ORDENACIÓN EVALUACIÓN
DIAGNÓSTICO
MODELO SEGUIMIENTO TIPO DE INDICADOR
UMBRAL MÍNIMO UMBRAL DE SOSTENIBILIDAD
TPB-IND.01 Grado de naturalización 100% corresponde a un territorio totalmente naturalizado.
Secundario
TPB-IND.03 Conectividad ecosistémica de la infraestructura verde
Primario
TPB-IND.10 Diagnóstico basado en los servicios ecosistémico Lo óptimo es tener 0% de ocupación incompatible de la superficie vulnerable.
Primario
TPB-IND.12 Carbono en la vegetación Las existencias de carbono en la vegetación podrán sustraerse a las emisiones. Balance óptimo ≤ 0.
Primario
TPB-IND.18 Grado de degradación del paisaje 100% corresponde a un territorio totalmente aprovechado para producción resiliente agroecológica.
Primario
TPB-IND.24 Infraestructura verde ejecutada La vulnerabilidad debe reducirse con el tiempo.
Primario
MOT-IND-1 Extensión de ecosistemas naturales Crecimiento en 5 años-0% Crecimiento en 5 años >10%
Primario
MOT-IND-3 Territorio y diversidad de hábitats
Primario
MOT-IND-4 Ocupación de usos del suelo
Primario
MOT-IND-5 Superficie artificial por habitante 300 <300
Primario
MOT-IND-7 Superficie urbanizada del municipio <10% Sin crecimiento.
Primario
MOT –IND.15 Riesgo de incendio forestal

<30% días con riesgo de incendio alto/muy alto o extremo.

<10% perímetro colindante con usos forestales.

<10% días con riesgo de incendio alto/muy alto o extremo.

0% perímetro colindante con usos forestales.

Primario
MOT –IND.16 Riesgo de inundación =1 <1
Primario
MOT-IND-17 Otros riesgos naturales <2,39 =0
Primario
MTU-IND-01 Consumo energético municipal >Incremento anual mínimo del 10 %
Primario
MTU-IND-03 Potencial de captación de energías renovables Solar: 1.300 kWh/m2/año
Eólica: >4 m/s
Geotérmica: ΔT=10ºC/km
Solar: 1.600 kWh/m2/año
Eólica: >5 m/s
Geotérmica: ΔT=35ºC/km
Secundario
MTU-IND-06 Superficie suelo destinado a la generación de energía renovable > 10%
Primario
MA-IND-09 Plataformas logísticas de distribución Consideración o no, de una reserva de espacio para la distribución de mercancías. El dimensionado estará sujeto a la superficie de la actuación urbanística y edificabilidad terciaria/comercial.
Primario
EU-IND.01 Protección de espacios y hábitats de interés natural Se plantea como objetivo deseable que el planeamiento no afecte ninguna zona de especial interés. Como objetivo mínimo se permitirá un porcentaje mínimo de afectación que podrá autorizarse dependiendo del caso concreto y ha de ser estudiado mediante un Estudio de Impacto Ambiental que proponga las medidas correctoras adecuadas.
Primario
EU-IND.06 Superficie verde por habitante >10m2/habitante >15m2/habitante
Secundario
EU-IND.21 Índice de permeabilidad del suelo > 0,30 > 0,35
Primario

El resultado del diagnóstico realizado nos dará las pautas a seguir para determinar las zonas prioritarias de actuación y los mecanismos necesarios para conseguir que la infraestructura verde llegue a ser un elemento estructurante del territorio municipal, dotándolo de la protección estructural natural que requiere para hacer frente a los efectos del Cambio Climático.

Para ello, en función de los resultados obtenidos, se plantean una serie de medidas y recomendaciones orientativas, siempre considerando que será el planificador dentro de los límites de la discrecionalidad y con la capacidad que le otorga el conocimiento profundo a nivel local del ámbito de ordenación y su contexto, quien pueda redefinir y diseñar de manera más precisa las medidas adecuadas:

Medidas y recomendaciones
para la ordenación y ejecución

Las medidas y recomendaciones expuestas a continuación se complementarán con las relacionadas en el TPB.1.1 Línea 1: La infraestructura verde y azul: la retórica de un ciclo.

  • (A) Elaborar un estudio de las características climáticas y sus proyecciones del municipio y definición de los principales vientos y del soleamiento a escala local.
  • (M/A) La ordenación estructural se desarrollará considerando la necesidad de crear una robusta infraestructura verde y azul que garantice la conectividad de los ecosistemas, para mantener y proteger la biodiversidad y favorecer la restauración ecológica
  • (M/A) La I-VA estará conformada por corredores naturales o artificiales que conectan el espacio natural, el suelo urbanizado y el suelo agrario.
  • (M/A) Estos corredores pueden estar integrados por las grandes masas forestales, los cauces de los barrancos, las carreteras o vías, siempre que se implementen con árboles o elementos vegetales, explotaciones agrícolas sostenibles, bordes urbanos, los espacios libres e incluso las cubiertas vegetales, siempre que tengan continuidad entre ellos.
  • (M/A) Se prestará especial atención a los límites municipales con objeto de lograr la conectividad ecológica a nivel supramunicipal
  • (M/A) Asegurar los servicios ecosistémicos necesarios para dotar a los entornos rurales, las ciudades y los pueblos de una mayor resiliencia fundamentada en la adaptación por medio de las soluciones basadas en la naturaleza (SbN); y por su contribución a la absorción de CO2.,lo que revierte en un mayor bienestar y salud de la ciudadanía.
  • (M/A) Integrar en la infraestructura VA aquellos suelos que, por los servicios ecosistémicos que ofrecen, sean esenciales para garantizar la protección estructural del territorio municipal para hacer frente a la crisis climática.
  • (M/A) Los espacios periurbanos pueden desarrollarse como elementos estratégicos esenciales que refuercen la resiliencia ecológica y los servicios ecosistémicos para hacer frente al cambio climático.
  • (M/A) La clasificación de suelo se realizará atendiendo a la conservación, custodia y protección del patrimonio, los ecosistemas y la biodiversidad existentes y en la medida que sea posible a su restauración y mejora; teniendo también en cuenta que, desde el punto de vista normativo, prevalece la protección ambiental sobre la ordenación territorial y urbanística.
  • (M/A) Los modelos de ocupación establecidos en el planeamiento deben tener especial consideración por los suelos que deban ser categorizados como suelos rústicos de protección ambiental por poseer valores naturales, ecológicos o paisajísticos. Desde el punto de vista del cambio climático, también establecerán su clasificación y categorización en base a los servicios ecosistémicos que ofrecen como herramientas de adaptación y mitigación de Acción Climática, de acuerdo a su función: suelos que son útiles para la mitigación por su valor como sumideros de carbono, suelos que ofrecen servicios para la adaptación a los riesgos derivados del incremento de temperaturas, a los riesgos de inundación; riesgos de incendios y aquellos que permiten una adaptación basada en ecosistemas.
  • (M) Considerar en el modelo de ordenación la relevancia de aquellos espacios que, por su situación idónea respecto al entorno en el que se ubican y con potencial para la reforestación, presenten una situación de deterioro que haga aconsejable su regeneración, mejorando la capacidad de sumidero por absorción de CO2, y en consecuencia la huella de carbono.

Criterios para la ordenación

Los criterios de ordenación plantean las consideraciones básicas a tener en cuenta en base a la línea de análisis y , en este caso, además de asumir los relacionados en el Eje TPB.1 Ecosistemas naturales, se contemplarán los siguientes aspectos:

  • La infraestructura verde y azul será un elemento estructurante del territorio
  • Clasificar y categorizar y calificar los suelos en función de los servicios ecosistémicos que ofrecen como herramientas de adaptación y mitigación del Cambio Climático.
  • Establecer los usos del suelo adecuados para la potenciación de la I-VA y garantizar los servicios ecosistémicos