El tratamiento de los residuos generalmente ha tenido forma lineal, es decir, se extraen los recursos necesarios, se consumen, se generan los residuos y estos se desechan. Hay que tener en cuenta que las materias primas para la producción son finitas y además esta forma lineal ocasiona muchas veces un gran impacto en el medio ambiente y en los seres vivos que lo habitan.

Figura 25 Esquema sobre la economía lineal. Fuente: diba.ca

Por ello, la economía circular, y todo lo que conlleva ese término, es una respuesta a la inminente necesidad de creación de ecosistemas territoriales y urbanos sostenibles y eficientes. Esto es posible partiendo del diálogo entre el sistema rural y el urbano, para transformar y reconducir esa sinergia hacia parámetros que no sigan expandiendo el camino hacia el punto de no retorno de la sostenibilidad de la Tierra y sus recursos.

¿Qué puede hacerse para promover la economía circular?

En la correlación entre los dos sistemas para la consecución de la economía circular, se presenta el principal problema causado por la expansión urbana y las migraciones demográficas y, consecuentemente, la fragmentación del territorio y de gestión de sus recursos (agua, energía, residuos, aire, movilidad, etc). La capacidad de generar una relación transversal entre cada uno de esos vectores, es un factor clave a la hora de obtener un alto grado de sostenibilidad en la gestión de los residuos.

La gestión del territorio y las ciudades que lo componen, no pueden entenderse como un conjunto de funcionalidades o temáticas independientes unas de las otras, sino como un todo que tiende a ser más que la suma de las partes. Por ende, cuando se habla del término economía circular, se entiende que va intrínseco al concepto de urbanismo circular, desde donde los términos, retroalimentación y autoconsumo comienzan a formalizarse.

Tal y como reconoce el Comité de las Regiones en su proyecto de Dictamen sobre el Plan de Acción de la UE para la economía circular, ambas escalas de planeamiento son muy adecuadas para impulsar este concepto en diversos ámbitos, aunque la escala urbana incide más debido a su proximidad con la ciudadanía.

Con lo cual, la transición del metabolismo territorial y urbano hacia el cumplimiento de la economía circular conlleva una gestión holística y sistémica de los municipios y ciudades que los componen y sobre todo del personal técnico urbanístico de todos los perfiles, de manera inteligente, con una visión hacia la resiliencia y la sostenibilidad como a las relacionadas con la clasificación y categorización de suelos, la vivienda y la salud y el bienestar de la población, el clima y de las políticas ambientales e incluso las relacionadas con el transporte y la movilidad.

Al mismo tiempo, el cierre de este sistema circular de los flujos metabólicos en la dimensión urbana-territorial exige importantes cambios de comportamiento de la ciudadanía y las empresas para que sean capaces de asumir e interiorizar esos mismos conceptos y reducir la generación de residuos no reaprovechables.

“Toda gestión de residuos se debe de inspirar en unos principios básicos, que son la prevención (minimizando su producción y su peligrosidad), la preparación para la reutilización, el reciclado, otros tipos de valorización y como último recurso, la eliminación, y siempre sin perder de vista el principio legal de que “quien contamina, paga”.

La correcta separación en origen hace más eficiente su posterior gestión maximizando los porcentajes de valorización. Según las categorías de los diferentes tipos de residuos, éstos deberán ser tratados de forma diferenciada.”

Por ello, para potenciar la economía circular y la jerarquía de residuos, a escala local es preciso analizar la correcta ubicación para los contenedores de cada uno de los tipos de residuos (vidrio, papel y cartón, plástico y resto de residuos), así como a nivel de proyecto de las viviendas, es esencial prever, de la misma manera, espacios en las edificaciones para su almacenamiento y la separación de los mismos en origen.

Figura 26 Recogida selectiva.

Asimismo, hay que insistir que, la característica relevante para potenciar y viabilizar la economía circular y jerarquía de residuos, es la distribución correcta de usos del suelo y la mezcla entre ellos. Es decir, un barrio monofuncional, a parte de ser más ineficiente energéticamente y contar con menos interacción social, no podrá generar ningún tipo de producción de residuos ni tampoco podrá gestionarlos de manera inmediata. Por el contrario, la distribución polifuncional presenta mayores ventajas en cuanto a la eficiencia y con mayor actividad de la ciudadanía.

La correcta colocación e implantación de una red de puntos de recogida selectiva de residuos bien estructurada y bien gestionada, puede convertirse en un elemento que garantice el éxito de esta meta, ya que, los criterios de proximidad y la correcta distribución de suelos para ello, facilita a la ciudadanía la labor de separación y posterior reciclado. Establecer un sistema adecuado para la recogida de los residuos generados por la ciudadanía es una herramienta imprescindible de servicio a la población y de contribución a la limpieza viaria.

¿Y los residuos de construcción y demolición?

El aumento poblacional al que se ha visto expuesto el archipiélago canario, sumado al crecimiento de la industria de la construcción, afecta negativamente en el territorio ya que el modelo actual de producción y consumo genera una elevada cantidad de residuos que, en la mayoría de los casos, no pueden volver a reutilizarse.

Por ello, no hay que olvidarse de los residuos pertenecientes al sector de la construcción. Este sector supone una importante incidencia, tanto en cifras macroeconómicas como en su capacidad potencial de impacto debido a la cantidad de recursos naturales no renovables que moviliza, por lo que, su reconversión a una economía circular, obtiene especial importancia dado que su optimización y menor uso de recursos, va a colaborar a generar un sistema económico menos dependiente, más competitivo y resiliente.

El gran volumen de Residuos de Construcción y Demolición, en adelante RCD, unido al alto porcentaje que se deriva a los vertederos supone el principal impacto ambiental generado en el sector.

Uno de los aspectos más importantes a tener en cuenta a la hora de potenciar y fomentar la economía circular en los residuos RCD, es la necesidad de emplear un enfoque de ciclo de vida en toda la cadena de valor, ya sea en el sector de la edificación (arquitectura circular), como en el de la construcción del escenario urbano. Esto significa, que hay que tener en cuenta todos los procesos y agentes, desde la extracción de materias primas (recursos), como la recogida de residuos, los procesos de reciclaje y producción de materias primas secundarias, pasando por todos los procesos de construcción, mantenimiento, rehabilitación, etc. de lo construido.

• Demandas actuales y previstas
• Funcionamiento del sistema de gestión de residuos
•  Localización de zonas/parcelas vacantes
•  Ubicación y cobertura de la recogida selectiva
•  Existencia o no de contenedores de recogida selectiva
•  Usos existentes y previstos
•  Participación ciudadana
•  Políticas de planificación

Para obtener esta visión crítica sobre el estado actual del modelo resulta necesario que la información urbanística del instrumento de planeamiento deba analizar una serie de aspectos mínimos para realizar un correcto diagnóstico y enfocar las medidas y propuestas de cara a la ordenación.

• (OP) Localización de ubicaciones aptas y potenciales para implantación de las infraestructuras de recogida selectiva neta y almacenamiento de residuos de nivel municipal interior (nivel 3) así como del sistema de residuos a escala urbana (Ubicación de los contenedores, dotación de contenedores para la recogida selectiva, número de contenedores, distancias entre contenedores, cobertura con la población…) para detectar la inexistencia de zonas abastecidas.
• (OP) Analizar las necesidades de conexión y disposición de contenedores de recogida selectiva para perseguir el principio de jerarquía de residuos, economía circular y el principio de proximidad.
• (OP) Parcelas susceptibles para la implantación de infraestructuras para la gestión de residuos y para las infraestructuras de economía circular de nivel 3 a una distancia idónea para potenciar el principio de proximidad sin contribuir a la reducción del confort ambiental por la generación de agentes contaminantes e infecciosos.
• (OP) Usos existentes y previstos en el ámbito de estudio o actuación para garantizar la compatibilidad con nuevas infraestructuras.
• (OP) Localización de las ubicaciones existentes donde se localizan todos los contenedores de recogida selectiva para establecer zonas con carencias de ellos.
• (OP) Las políticas de planificación y gestión existente de las infraestructuras de gestión de residuos así como identificar los problemas encontrados en la gestión de residuos municipales RSU detectado a partir de encuestas o participación ciudadana para detectar zonas prioridad de actuación.

• Parcelas susceptibles para la implantación de infraestructuras
•  Cobertura de los contenedores de recogida selectiva
•  Cobertura de los puntos limpios
•  Áreas con falta de dotación de contenedore

Los indicadores de evaluación, completan el diagnóstico precisamente porque nos ayudarán a evaluar la situación actual y se acerca o no cumple a los umbrales mínimos de sostenibilidad, requiriendo en su caso una atención prioritaria.

Estos indicadores se presentarán en forma de ficha en el anexo correspondiente a la presente Guía.

Tabla 9 Indicadores de la línea de análisis Economía Circular. Fuente: Elaboración propia a partir de distintas fuentes

Así pues, se establecen unas medidas y propuestas de mitigación (M) en aras de viabilizar, desde el planeamiento urbanístico, el cumplimiento de la meta de desarrollar.

• Priorizar aquellas zonas o áreas con posibilidad de transporte intermodal de los residuos recogidos en las zonas más alejadas de la red de infraestructuras para su gestión.
• Contemplar la previsión de reservas de suelos/zona destinados a implantar infraestructuras de gestión de residuos en las alternativas y la ordenación.
• Mejorar los ratios de puntos de recogida selectiva de residuos con el máximo de áreas de aportación. (ubicación y cobertura de los contenedores separativos).
• Garantizar y viabilizar la eficacia en la recogida de residuos a escala municipal, actuando a todas las escalas: edificio (cuartos de residuos, normativa estatal CTE-DB-HS2; vía pública y espacio público (equipamiento necesario); barrio (espacios reservados para la recogida centralizada, integración en el paisaje urbano), con el fin de reducir los gastos energéticos asociados a la recogida e incrementar la calidad urbana.
• Establecer medidas operativas, a través de las ordenanzas municipales, para fomentar la reutilización y la gestión sostenible de los residuos de construcción y demolición de acuerdo con la normativa estatal, asegurando el seguimiento de estas actividades en el municipio.
• Potenciar la capacidad de reciclaje mediante la priorización del uso de materiales de bajo impacto ambiental siguiendo parámetros de arquitectur

Los criterios de ordenación plantean las consideraciones básicas a tener en cuenta en base a la línea de análisis y , en este caso, además se contemplarán los siguientes aspectos:

• Garantizar que la ciudadanía esté cubierta con el sistema de recogida selectiva de proximidad, es decir, que la mayoría de la población cuente con los contenedores a no más de 5-10 min caminando (<50 m).
• Incorporar en el diseño del espacio público espacios suficientes y adecuados para la ubicación de contenedores u otros equipamientos necesarios para optimizar las operaciones de recogida y transporte de residuos.