“Para que una comunidad se desarrolle adecuadamente, precisa de una alimentación justa, de calidad, saludable y nutritiva en el conjunto de la sociedad”

La contribución de la agricultura campesina a la seguridad alimentaria en medio de escenarios de cambio climático, crisis económica y energética, conllevó en las últimas dos décadas, un renovado interés por parte de la comunidad científica sobre los conceptos de soberanía alimentaria y agroecología.

Dos informes internacionales recientes muy importantes (IAASTD 2009, de Schutter 2010) afirman que para alimentar a 9 mil millones de personas en el 2050, es urgente la necesidad de optar por sistemas de producción más eficientes y recomiendan un cambio fundamental hacia la Agroecología, como una manera de aumentar la producción de alimentos y mejorar la situación de las personas más pobres.

Destacar que la producción local de alimentos, reduce en gran medida el consumo de combustibles fósiles y de insumos de origen industrial, por lo que ayuda a evitar los impactos generadores del Cambio Climático. Además permite que la población local garantice su alimentación sin depender de externalidades, como fluctuaciones de precios en los mercados internacionales por razones incluso especulativas, conflictos políticos, aumento del precio de los combustibles fósiles…

Figura 66. Viñeta que representa la interacción social, los recursos naturales, la sostenibilidad y la seguridad alimentaria. Fuente: www.soberaniaalimentaria.inf.

Las seguridad y la soberanía alimentaria

En la Conferencia Mundial de Alimentación de 1974 se proclamó que “todos los hombres, mujeres y niños tienen derecho inalienable a no padecer de hambre y malnutrición a fin de poder desarrollarse plenamente y conservar sus facultades físicas y mentales”.

“Existe Seguridad Alimentaria cuando todas las personas tienen en todo momento, acceso físico y económico, a suficientes alimentos, inocuos y nutritivos para satisfacer sus necesidades alimenticias y sus preferencias en cuanto a los alimentos, la utilización biológica de los alimentos, y la estabilidad (de los otros tres elementos a lo largo del tiempo)”.

“…Un entorno político, social y económico, pacífico, estable y propicio, constituye la base fundamental que permitirá a los estados atribuir la debida prioridad a la seguridad alimentaria y la erradicación de la pobreza. La democracia, la promoción y protección de todos los derechos humanos y libertades fundamentales, inclusive el derecho al desarrollo, y la participación plena equitativa de hombres y mujeres son indispensables, a fin de alcanzar la seguridad alimentaria sostenible para todos”.

Es el derecho de los pueblos a producir, intercambiar y consumir alimentos de acuerdo a prácticas definidas por valores, saberes, creencias y rituales pertenecientes a su cultura, accediendo a alimentos sanos y nutritivos sin ningún tipo de obstáculo ni presión política, económica o militar”.

Otras entidades como ONG’s y Organizaciones de la Sociedad Civil (OSC) ampliaron el concepto y acuñaron el término de Soberanía Alimentaria, cuya esencia descansa sobre 6 pilares:

Tabla 20. Pilares para el desarrollo de la soberanía alimentaria. Fuente: The Six Pillars of Food Sovereignty, Developed.

1. SE CENTRA EN ALIMENTOS PARA LOS PUEBLOS

– Pone la necesidad de alimentación de las personas en el centro de las políticas.

– Insiste en que la comida es algo más que una mercancía.

2. VALORES DE QUIENES PROVEEN DE ALIMENTOS

– Apoya modos de vida sostenibles.

– Respeta el trabajo de todos los recursos/personas proveedores de alimentos.

3. LOCALIZA LOS SISTEMAS ALIMENTARIOS.

– Reduce la distancia entre quien provee y quien consume los alimentos.

– Rechaza el dumping y la asistencia alimentaria inapropiada.

4. SITÚA EL CONTROL A NIVEL LOCAL.

– Lugares de control de las y los proveedores locales de alimentos.

– Reconoce la necesidad de habitar y compartir territorios.

– Rechaza la privatización de los recursos naturales.

5. PROMOVER CONOCIMIENTO Y HABILIDADES.

– Se basa en los conocimientos tradicionales.

– Utiliza la investigación para apoyar y transmitir este conocimiento a generaciones futuras.

– Rechaza las tecnologías que atentan contra los sistemas alimentarios locales.

6. COMPATIBLE CON LA NATURALEZA.

– Maximiza las contribuciones de los ecosistemas.

– Mejora la capacidad de recuperación.

– Rechaza el uso intensivo de energías, de monocultivo, industrializado, y demás métodos destructivos.

El concepto de Soberanía Alimentaria no es antagónico ni alternativo al de Seguridad Alimentaria, podríamos afirmar incluso que se basa en su concepto, pero, sí que pone de manifiesto la concepción agroecológica de la producción, y acerca una producción más sostenible al propio territorio de consumo, por lo que por propia definición es un sistema de políticas alimentarias que fomenta el desarrollo sostenible de las comarcas y es mitigante ante el cambio climático; mientras que la Seguridad Alimentaria nos garantiza una adecuada alimentación sin atañer su origen ni el grado de sostenibilidad de sus medios productivos.

El territorio canario es un gran deficitario en Soberanía Alimentaria, aumentar el porcentaje de la producción para comercio local, vertebraría y daría mayores oportunidades a la población que reside en el medio rural, además el desarrollo de una producción y comercialización de Km 0 a nivel insular, o incluso territorial en Canarias. Esta circunstancia, por las distintas peculiaridades productivas de cada Isla, contribuiría a una mayor reducción de los GEIs derivados del transporte de las mercancías necesarias para el suministro insular, y además, se volvería a dar funcionalidad a los paisajes rurales canarios más deteriorados, haciéndolos más atractivos si cabe.

Figura 67. Puerto de Las Palmas (o de La Luz) en Gran Canaria, uno de los principales puntos de entrada de alimento en Canarias. Fuente: Autoridad Portuaria de Las Palmas.

META 1.

Potenciar la economía de proximidad y consumo local, garantizando una alimentación de acceso justo y digno con alimentos nutritivos, saludables y seguros en cuanto a calidad y trazabilidad

LOS RECURSOS FÍSICOS DEL TERRITORIO PARA REFORZAR LA SOBERANÍA ALIMENTARIA

Con el fin de acrecentar y desarrollar el grado de Soberanía Alimentaria de un territorio hasta el autoabastecimiento, se precisa conocer detalladamente cuáles son los recursos propios, tanto los físicos (clima, suelo, agua…) como los biológicos (niveles de biodiversidad y biodiversidad asociada…), para así fijar las directrices de los usos del suelo y los modelos de gestión y producción convirtiéndoles en eficientes, sostenibles y óptimos.

¿Cómo aprovechar la agrometeorología para afrontar el cambio climático?

Se ha considerado la agrometeorología cómo la ciencia que estudia las condiciones meteorológicas, climáticas e hidrológicas y su interrelación en los procesos de producción agrícola. La agrometeorología ha de cooperar con la agricultura para utilizar mejor los recursos climáticos y luchar contra las adversidades del tiempo para obtener altos y mejores rendimientos. Son muy pocos los estudios realizados en Canarias en los que se analice el comportamiento climático desde el punto de vista de los cultivos. La clasificación agroclimática de Juan Papadakis (1966, 1980) fundamenta la posibilidad de establecer zonas aptas para determinados cultivos haciendo uso de expresiones matemáticas sencillas que definen características climáticas desde el punto de vista ecológico y climático. El estudio temporal de estas particularidades climáticas revela la evolución de las capacidades agrológicas presentes en un territorio, y las tendencias de los cultivos más adecuados según la evolución de la climatología.

Figura 68. Recogida de avena en una gavia (La Oliva). Fuente: Rincones del Atlántico.

Se pone en evidencia la necesidad del monitoreo constante de las variables meteorológicas de manera pormenorizada, donde el papel de la Estación Meteorológica juegue una labor relevante. Recoger y analizar en años sucesivos estas anotaciones en el Cuaderno de Campo será de mucha utilidad al respecto, a la hora de tomar las decisiones más oportunas. En este sentido es importante que quien gestione los agrosistemas tenga una idea de cómo se va introduciendo el Cambio Climático ya que repercutirá en la forma de realizar las labores culturales más adecuadas que mitiguen sus efectos.

Las variables meteorológicas que determinan el clima de un territorio, se supone que variarán como consecuencia del Cambio Climático. Estás variables deben ser conocidas para intuir las tendencias de los cultivos más adecuados para hacerle frente sin repercutir en la soberanía alimentaria.

Las características climáticas a tener en cuenta según el método de Papadakis, son las siguientes:

  • La severidad invernal (estación fría).
  • El calor veraniego (estación cálida).
  • La sequía (disponibilidad o no de agua) y su distribución estacional.

Los datos meteorológicos para su clasificación son:

  • Temperatura media de las máximas (T).
  • Temperatura media de las mínimas (t).
  • Temperatura media mínimas absolutas (t’).
  • Precipitaciones medias mensuales acumuladas (P).

Como puede comprobarse hay un neto predominio de los valores extremos con los que se consigue una mayor aproximación a la hora de delimitar con exactitud las zonas más aptas para determinados cultivos.

La cuestión térmica se basa en la definición de unos tipos de verano e invierno a través de los datos termométricos, ambos definen el régimen térmico. Por otra parte, en función de las precipitaciones y el balance de agua del suelo, obtenemos el régimen hídrico. Con el régimen térmico y el régimen hídrico obtenemos, finalmente, las unidades climáticas.

El tipo de verano está determinado por el calor estival. Para conceptualizarlo se deben considerar los siguientes datos: la estación libre de heladas mensual mínima (EmLH), disponible (EDLH) o la media (EMLH), según el régimen de heladas del método de Papadakis, la media de las temperaturas medias de máximas de los 2, 4 ó 6 meses más cálidos (Tmmax), la media de las máximas del mes más cálido (Tmax) y la media de las mínimas del mes más cálido (tmin).

El tipo de invierno define la severidad de la estación fría en relación con la temperatura media de mínimas absolutas del mes más frío (t’a1), la temperatura media de mínimas del mes más frío (t1) y la temperatura media de máximas del mes más frío (T1). Los valores condiciones y rangos que definen los diferentes tipos de invierno.

Estrategia campesina tradicional canaria de aprovechamiento vertical y múltiple de los ecosistemas:

Como ocurrió en otros lugares del mundo, en los territorios insulares canarios se desarrolló tradicionalmente un aprovechamiento humano múltiple, repercutiendo directamente sobre la soberanía alimentaria isleña. Toledo (1985) lo explica como “la apropiación de múltiples ecosistemas con múltiples especies que generan múltiples productos mediante la ejecución de diferentes prácticas productivas”.

A consecuencia de estas medidas de usos y gestión del territorio insular, el conjunto de Canarias, cada una de las islas e incluso, cada área local, lograron históricamente un alto grado de autosuficiencia alimentaria y productiva.

A pesar de lo anterior, en Canarias se produjeron crisis coyunturales históricas que dieron lugar a situaciones de hambruna entre amplios sectores de la población, debidas normalmente a sequías prolongadas, plagas naturales o incluso a crisis internacionales.

La elevada altitud media de las diferentes Islas Canarias, da lugar a múltiples ecosistemas verticales, y pisos bioclimáticos muy diferenciados, por ello la estrategia humana de su aprovechamiento se fundamentó en el reconocimiento de tales ecosistemas para sustentar toda una combinación de actividades productivas realizadas simultáneamente, a diferentes cotas altitudinales.

A continuación se detallan las actividades productivas relacionadas con la alimentación en Canarias (optimizando la diversidad ecológica vertical).

  1. Agricultura cerealista: 0-1.800 m, diversidad de especies y variedades adecuadas, en rotación con leguminosas nitrificantes.
  2. Horticultura: ámbitos húmedos de las medianías o susceptibles de recibir riego.
  3. Fruticultura: 0-1.800 m, con diversidad de especies y variedades adecuadas.
  4. Ganadería estabulada doméstica: cerca de las residencias.
  5. Ganadería extensiva o de suelta: ámbitos xerófilos de costa o cumbre y en general marginales; frecuente trashumancia para el aprovechamiento de los pastos estacionales.
  6. Cultivos de plantas forrajeras para el ganado: próximo a las residencias, medianías.
  7. Apicultura: frecuente movilidad vertical de las colmenas, que se trasladaban según la estacionalidad de la floración.
  8. Aprovechamientos forestales: 0-2.000 m, aunque con más importancia a partir de los 500 m con el aprovechamiento del monte verde (laurisilva y fayal-brezal) pinar y matorral de cumbre.
  9. Otros usos de la flora silvestre: con un aprovechamiento específico de los ecosistemas mediante aplicaciones medicinales, como condimentos, y en algunos casos para alimentación en hambrunas.
  10. Marisqueo: ecosistemas litorales.
  11. Pesca de orilla: ecosistemas litorales.
  12. Caza menor: todos los ecosistemas.
  13. Piscicultura: ecosistemas húmedos de barrancos.
  14. Pequeños aprovechamientos minerales relacionados con la alimentación o con su producción: salinas; canteras de jable, rofe o picón para el aprovechamiento en prácticas agrícolas en secano; recolección de azufre como fitosanitario; recolección de hielo y nieve.

El Archipiélago fue nexo de unión entre Europa, América, Asia y África, donde gran cantidad de productos agrarios fueron aclimatados en Canarias y llevados posteriormente desde las Islas a otros del continente (un ejemplo claro es la gran variedad de papas que existen en toda la región, con una DOP Papas antiguas de Canarias, o la introducción en Cuba de la oveja de pelo “pelibuey”).

Se ha conseguido desarrollar, en consecuencia a este aprovechamiento de los ecosistemas y de los variadísimos pisos bioclimáticos presentes en Canarias, una multitud de variedades tradicionales patrimoniales, con una carga genética importantísima debido al origen ancestral de las mismas y al asentamiento en las islas. Por desgracia la globalización alimentaria las ha dejado relegadas por otras variedades más comerciales, cuya gestión y propagación viene determinada incluso por procesos industrializados exógenos al territorio de cultivo, provocando como factor determinante una marcada erosión genética sobre todo en la biodiversidad agraria de los agrosistemas tradicionales insulares que se encuentran en vías de extinción.

El bagaje genético de las variedades y razas tradicionales así como la capacidad inherente de evolución genética que poseen, las hacen cruciales para realizar una agricultura y una ganadería resilientes ante las adversas condiciones futuras que se vaticinan a causa de los efectos del cambio climático. Canarias podría ser determinante a escala mundial, por la benevolencia de su biodiversidad agrícola y ganadera, por lo que se hace necesario conocer y preservar adecuadamente todos los recursos fitogenéticos y zootécnicos presentes en el territorio.

Figura 69. Ejemplar de gallina campera canaria. Fuente: Asociación de cría (www.eldiario.es).

¿Cómo manejar los recursos fitogenéticos y zootécnicos para la resiliencia ante el cambio climático?

La FAO (Food and Agriculture Organization)-Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, en la cuarta Conferencia Técnica Internacional sobre Recursos Fitogenéticos realizada en el año 1996 en Leipzig, Alemania, define recursos fitogenéticos como “la diversidad de material genético contenido en las variedades tradicionales y cultivares modernos usados por los seres humanos, así como sus parientes silvestres y otras especies de plantas que puedan ser utilizadas como alimento humano o para los animales domésticos, así como para la obtención de fibras o tejidos, madera, energía, etc.”.

Más tarde, en noviembre de 2001, por medio de la Resolución 3/2001, la FAO adoptó el Tratado Internacional sobre los Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura. En este tratado, verificado posteriormente por cuarenta países y que entra en vigor el 29 de junio de 2004, se redefine recursos fitogenéticos para la alimentación y la agricultura como “cualquier material genético de origen vegetal de valor real o potencial para la alimentación y la agricultura”. Gracias a este tratado se avanza hacia el beneficio de:

  • Las y los agricultores y sus comunidades, a través de los Derechos de las personas que se dedican a la agricultura.
  • Las y los consumidores, debido a la mayor variedad de alimentos disponibles, así como de productos agrícolas, junto con el aumento de la seguridad alimentaria.
  • La comunidad científica, mediante el acceso a los recursos fitogenéticos, de importancia fundamental para la investigación y la mejora de las plantas.
  • Los centros internacionales de investigación agrícola, a cuyas colecciones el Tratado ofrece una base jurídica a largo plazo.
  • Los sectores público y privado, a los que se asegura el acceso a una amplia gama de diversidad genética para mejorar el desarrollo agrícola.
  • Y el medio ambiente y las futuras generaciones, puesto que el Tratado ayudará a conservar la diversidad genética necesaria para afrontar los cambios imprevisibles del medio ambiente y las necesidades humanas futuras.

En 2007, en la ciudad suiza de Interlaken, se declara la Conferencia Técnica sobre recursos Zootécnicos para la Alimentación y la Agricultura, en la que se afirma el compromiso de los países para ejecutar el Plan de acción mundial y garantizar que la biodiversidad ganadera global se utilice para promover la seguridad alimentaria mundial y siga a disposición de las generaciones futuras.

Tanto los recursos fitogenéticos, como los zootécnicos, constituyen un patrimonio de la humanidad de valor incalculable y su pérdida es un proceso irreversible que supone una grave amenaza para la estabilidad de los ecosistemas, el desarrollo agrícola y la soberanía alimentaria.

Las variedades tradicionales o locales, se conceptualizan como “poblaciones diferenciadas, tanto geográfica como ecológicamente, que son visiblemente diferentes en su composición genética con las demás poblaciones y dentro de ellas, y que son productos de una selección por parte de los agricultores, resultado de los cambios de adaptación, constantes experimentos e intercambios”. Donde la heterogeneidad es considerada como una de las características más relevantes, al conferir una gran estabilidad frente a las perturbaciones externas al sistema.

Las variedades comerciales son producto de una selección realizada por personal técnico y científico, tanto en laboratorios como en centros de investigación, en general de grandes multinacionales y con vistas de un mercado mundial. Esta selección se realiza lejos de los lugares de cultivo, y por tanto independientemente de las condiciones agroclimáticas y de las preferencias de las personas que se dedican a la agricultura así como de consumidoras y consumidores. Se tiende a una globalización alimentaria, donde se obliga al campesinado, debido a la disfuncionalidad de las segundas generaciones de estas semillas, a depender de las grandes empresas productoras, desapareciendo así los procesos evolutivos que generan la diversidad biológica.

Los recursos fitogenéticos silvestres incluyen las plantas que poseen una utilidad real o potencial para las personas y que no han sido cultivadas ni manipuladas. Aunque para las sociedades industrializadas pueda parecer un conjunto de plantas colateral y poco relevante, para las comunidades campesinas constituyen buena parte de los bienes que necesitan para su subsistencia.

Los recursos fitogenéticos y zootécnicos se ven afectados negativamente por una serie de impactos derivados de la agricultura reduccionista, como son: la erosión genética que, a causa de la globalización alimentaria, ha provocado la pérdida irreversible de material genético que incluso no se ha inventariado, con las múltiples consecuencias que esta pérdida acarrea, entre otras, a quien cultiva la tierra, a la producción e incluso a la gastronomía. Una de estos peligros es la biopiratería, que es la apropiación ilegal e ilegítima de recursos genéticos relacionados con el mejoramiento de las semillas, uso de plantas medicinales y otros sobre los que se sustenta la biotecnología y la agroindustria moderna en particular, a través de patentes sin inventiva (Egea Sánchez, 2010).

Para alcanzar una producción agropecuaria con una mayor adaptación al cambio climático, se precisa su catalogación, conservación e incremento de la producción de los recursos fitogenéticos y zootécnicos desarrollados y presentes en un territorio. Estos recursos poseen la suficiente carga hereditaria para favorecer la realización de programas de mejora genética que impliquen, a su vez, un incremento de la resistencia a factores abióticos. Se busca la mitigación de los estreses más acusados y asociados al cambio climático encaminada a:

  • Tolerancia a la sequía.
  • Resistencia a altas temperaturas.
  • Tolerancia a la salinidad.
  • Tolerancia a nuevos patógenos.
  • Resiliencia: entendida como un indicador de la capacidad de los cultivos de absorber perturbaciones, sin alterar significativamente sus características productivas. El uso de la diversidad biológica es fundamental para optimizar el rendimiento y la resiliencia de los mismos. En los sistemas agropecuarios desde el ámbito científico se definen tres aspectos: capacidad de amortiguamiento (buffer), capacidad de adaptación, y capacidad transformacional.

A modo de ejemplo, será clave diagnosticar cuál es el estado de conservación de las vías agropecuarias, detectar cuáles son sus vulnerabilidades frente al cambio climático y tender a su regeneración, favoreciendo su multifuncionalidad. En este sentido, es fundamental la participación de las pastoras y pastores en la política forestal y de gestión de espacios ganaderos.

Figura 70. Vía pecuaria en Gran Canaria. Fuente: www.atlasruraldegrancanaria.com.

Asimismo, resulta fundamental destacar el papel que tiene el sector pesquero y acuícola dentro de la estrategia de la soberanía alimentaria, encontrándose comprometida por los efectos del cambio climático, impactos que se detallan a continuación:

Tabla 21. Potenciales impactos del cambio climático en la pesca y la acuicultura en Canarias. Fuente: Elaboración propia.

EFECTO IMPACTO IMPACTO SOBRE LA PESCA IMPACTO SOBRE LA ACUICULTURA
AUMENTO DE LA TEMPERATURA
  • Aumento de la temperatura del mar.
  • Aumento del nivel del mar.
  • Reducción de la concentración de oxígeno disuelto.
  • Desequilibrios de pH y de la salinidad.
  • Alteración en la reproducción.
  • Incremento de las enfermedades en las especies.
  • Cambios en la distribución de las especies
  • Con el aumento del nivel del mar podría dañarse las infraestructuras portuarias.
  • Alteración del metabolismo general y en los índices de crecimiento y de producción total.
  • Incremento de las enfermedades en los organismos cultivados.
  • Aumento del gasto extra de energía para refrigeración y oxigenación del agua de los tanques.
  • Con el aumento del nivel del mar podrían perderse suelos aptos para la acuicultura terrestre.
  • El riesgo de inundación que puede provocar daños en las infraestructuras de cultivo en tierra muy próximas a la costa.
  • Incremento del riesgo de escapes (especialmente grave en el caso de especies exóticas).
  • Incremento del riesgo de inundaciones o daños en los sistemas de captación de agua de mar.
  • Riesgo de inundaciones o daños en los sistemas de vertido del efluente de las instalaciones de cultivo.
FENÓMENOS CLIMÁTICOS EXTREMOS
  • Oleaje intenso.
  • Lluvias torrenciales.
  • Posibles daños en las infraestructuras de cultivo en tierra muy próximas a la costa.
  • Posibles daños en los sistemas de captación de agua de mar.
  • Posibles daños en los sistemas de vertido del efluente de las instalaciones de cultivo.
  • Incremento de los costes de diseño para evitar estos posibles efectos.
  • Riesgo de inundación en instalaciones de cultivo próximas a barrancos o avenidas.
  • Posibles daños en instalaciones terrestres.
  • Incremento del riesgo de escapes (especialmente grave en el caso de especies exóticas).
  • Posible deterioro de la calidad del agua de mar captada para las instalaciones de cultivo en tierra.
  • Posible reducción de la salinidad del agua en tanques de cultivo al aire libre. Incremento de los costes de diseño para evitar estos posibles efectos.
DISMINUCIÓN DE LAS PRECIPITACIONES
  • Disminución de la disponibilidad de agua para abastecer cultivos de agua dulce (bajo riesgo en Canarias, pues no existen este tipo de cultivos en la actualidad).

Para aumentar la capacidad de recuperación de los océanos ante los efectos del cambio climático y obtener beneficios sostenibles, resultará necesario potenciar la acuicultura, proponiéndose considerar las bondades de esta actividad ante dicho fenómeno. En este sentido, la producción de moluscos y algas son susceptibles de convertirse en sumideros de carbono y regeneradores de aguas costeras, siendo estas unas prácticas idóneas para integrarse eficazmente en la gestión de los litorales de Canarias.

Figura 71. Acuicultura en Canarias. Fuente: cl2.canarias7.es.

Desde la ordenación del territorio y la planificación urbanística será necesario reforzar estas actividades, como por ejemplo, neutralizar los actuales impactos que se producen desde tierra al mar, como es el vertido de aguas residuales no autorizadas.

Figura 72. Censo de vertidos desde tierra al mar, que no solo ponen en jaque los ecosistemas submarinos de gran valor ecológico, sino también la actividad pesquera y la acuicultura. Fuente: IDE CANARIAS.

La importancia de las infraestructuras en el medio rural

La calidad de la conectividad de las vías de comunicación rurales determinan el desarrollo local de una comarca, por lo tanto la optimización del uso y del estado de estas vías (refiriéndonos tanto a las carreteras comarcales entre núcleos, pagos rurales, viarios vecinales interiores de parcela y caminos reales), se reivindica como una necesidad para el desarrollo rural equitativo de las sociedades que allí se asientan. Además, por lo general las vías de montaña sufren notoriamente las inclemencias climáticas, dejando en pleno siglo XXI comarcas incomunicadas.

El Archipiélago cuenta con islas particularmente montañosas donde la orografía y las diferentes cuencas hidrográficas han conformado regiones agrícolas con localidades, pagos y asentamientos rurales especialmente dispares. Algunas de estas regiones se consideran estratégicas para la economía agraria de las islas, a pesar de su remoticidad en cuanto a los canales comerciales clásicos de distribución se refiere, generalmente las capitales insulares y los centros turísticos de masas. Esta lejanía incide indirectamente en la calidad de vida de la población local por la falta o dificultad de accesos a servicios básicos públicos de salud, educación… y evidentemente, inciden directamente en el tiempo requerido para franquearlas y el consumo de combustible necesario, repercutiendo universalmente en toda la población rural, y especialmente a nivel agropecuario.

Como resultado, estas comarcas se hacen menos competitivas en comparación con otras con mejores accesos, aflorando una segunda insularidad interior si hablamos de islas capitalinas, o incluso tercera insularidad si la región se localiza en islas no capitalinas, con un encarecimiento generalizado del “coste de la vida”, y de la producción, por los gastos derivados del transporte tanto en el reparto de lo recolectado, o en la adquisición de insumos e inputs propios e ineludibles de cada explotación (agraria o ganadera–instalaciones, obras, productos fitosanitrarios, enmiendas y fertilizantes…). Otro elemento a tener en cuenta es la seguridad vial, el riesgo que supone transitar continuamente por los accesos montañosos, que normalmente son calzadas estrechas, con presencia de desprendimientos y derrubios, mala climatología y/o con un deficitario estado de conservación.

Figura 73. Carretera de La Aldea (Gran Canaria) cerrada por desprendimientos. Fuente: Maspalomas Ahora.

De cara a fortalecer la soberanía alimentaria que requiere Canarias, estas regiones agrícolas remotas han de recuperar el protagonismo, y consecuentemente, se debe facilitar que la población pueda habitarlas sin sentir el temor en situaciones climáticamente adversas como pueden ser tormentas, especialmente si se tiene en cuenta los previsibles escenarios meteorológicos relacionados con el cambio climático. Una inadecuada accesibilidad determina el tejido empresarial rural y su desarrollo local, mientras que un viario seguro, genera confianza en los desplazamientos tanto en la población rural, los empleos agrarios así como la llegada de visitantes. Esta es una de las razones por la que resulta estratégico para la seguridad alimentaria mantener y mejorar las vías de comunicación rural.

Los caminos, pistas y carreteras de uso agrícola:

A grandes rasgos, se pueden distinguir dos tipologías de vías de comunicación rural según la titularidad y quien la haya promovido, ya que las labores de ejecución, gestión y mantenimiento de las mismas se verán influenciadas por estas premisas:

  • Las de uso público, administradas y gestionadas por las distintas administraciones insulares, con medidas presupuestarias determinadas. En estas se incluyen las carreteras regionales y comarcales, generalmente asfaltadas, y la mayoría de las pistas forestales interiores a Espacios Naturales Protegidos, cuyos pavimentos suelen ser térreos, y ocasionalmente hormigonados.

Figura 74. Imagen pista agrícola interior de parcela con doble rodadura, Junquillo, Guía de Gran Canaria. Foto: Carlos C. Álamo.

  • De carácter privado, tanto las consideradas interiores de parcela (en las que se permite el acceso a diferentes zonificaciones de la misma), como las “vecinales” en las que, por autorizaciones de paso o servidumbres, se permite acceder a ellas a través de otras parcelas agrícolas colindantes y de distinta propiedad. La gestión de estas pistas es llevada a cabo por personas particulares que se benefician de la misma, apareciendo muchas veces la figura jurídica de la Comunidad de Propietarias/os para su gestión, en la que mediante derramas y subvenciones se realiza el mantenimiento y los acondicionamientos, o incluso la nueva apertura de pistas y repavimentación. El pavimento de estas vías suele ser hormigonado, aunque existen muchas con pavimento térreo, sobre todo las que se circunscriben en Espacios Naturales Protegidos, o zonas de sensibilidad ecológica; también encontramos algunas pistas incluso asfaltadas, sobre todo en explotaciones destinadas a productos de exportación, en zonas agrícolas de importancia estratégica para la economía agraria canaria (Suelos Rústicos de Protección Agraria -1 y 2).

Vías forestales, senderos y caminos reales:

Las Islas Canarias poseen intrincadas redes insulares de senderos históricos, los caminos reales, en ocasiones reconvertidos en pistas forestales e incluso carreteras comarcales. Estas vías históricas están censadas, en su mayoría cartografiadas y señalizadas con nomenclatura internacional (código de colores: blanco, verde, amarillo y rojo, y de líneas horizontales y transversales), y conectan la práctica totalidad de las localidades isleñas entre sí.

  • Caminos reales: son vías de comunicación terrestre cuya propiedad y jurisdicción recaían en la corona. Tenían como fin el permitir el traslado de personas y mercancías entre los distintos lugares de cada isla y su apertura y mantenimiento se encomendaron a los Cabildos Insulares, las ordenanzas que los regulan establecía que los caminos reales debían tener a rasgos generales como el ancho de una soga toledana, unos siete metros, estar vallados y debían salvar los desniveles en zigzag para hacer más fácil el desplazamiento por la abrupta orografía. El uso que se les da hoy en día, principalmente es el del esparcimiento turístico y deportivo, multitud de senderistas y corredoras/es de montaña los transitan prácticamente a diario, también suelen ser empleados como rutas de divulgación científica y etnográfica, por la alta carga de valores naturales e históricos que suelen ostentar.

Por su parte, la ORDEN de 23 de febrero de 2007, por la que se regulan los tipos de señales, sus características y utilización en la Red Canaria de Senderos concreta lo siguiente:

Existen tres tipos básicos de senderos:

  • Los de Gran Recorrido (denominados GR), que son aquellos de requieren de más de dos jornadas en su tránsito (hablamos de marcha a pie). Tienen una longitud mínima de 50 km. Se distinguen por los colores blanco y rojo.
  • Los de Pequeño Recorrido, PR, que requieren una o dos jornadas y no superan los 50 km lo que permite hacerlo en una jornada, se marcan con los colores blanco y amarillo, y en su definición se identifican en Canarias con cada Isla de la siguiente forma: Fuerteventura (FV), Gran Canaria (GC), La Gomera (LG), El Hierro (EH), Lanzarote (LZ), La Palma (LP) y Tenerife (TF).
  • Los Senderos Locales, SL que suelen tener menos de 10 km. En ocasiones pueden coincidir con un tramo de las otras dos.

Figura 75. Señalización de senderos. Fuente: DECRETO 11/2005, de 15 de febrero, por el que se crea la Red Canaria de Senderos y se regulan las condiciones para la ordenación, homologación y conservación de los senderos en la Comunidad Autónoma de Canarias.

ITEMS DE ANÁLISIS
Conocer la situación actual

  • Características climáticas.
  • Capacidad agrológica.
  • Recursos hídricos.
  • Recursos fitogenéticos y zootécnicos
  • Explotaciones de acuicultura.
  • Explotaciones ganaderas.
  • Explotaciones agrícolas.
  • Zonas pesqueras próximas al ámbito del Plan.
  • Infraestructuras vinculadas con sector primario (infraestructuras hidráulicas, portuarias, vías pecuarias,…).
  • Impactos ambientales existentes.

Para poder valorar la seguridad alimentaria de un territorio desde una visión endógena, se tendrá que considerar las aportaciones del sector primario en la alimentación, siendo importante saber cuál es la superficie destinada a producir alimentos y las amenazas que comprometen su correcto funcionamiento. Para ello, será necesario identificar la intensidad de las explotaciones, su viabilidad ecológica, económica y social atendiendo a las condiciones naturales existentes, los recursos fitogenéticos y zootécnicos, las infraestructuras asociadas a la actividad y las perturbaciones que en la actualidad rompen el equilibrio. Resulta estratégico conocer la superficie agraria en áreas protegidas, la viabilidad e importancia de los agrosistemas dentro de sus límites y la importancia de estos para el desarrollo de los hábitats.

Diagnóstico.
Necesidades de actuación

  • Demanda alimentaria considerando la población (tanto la residente como turista).
  • Vulnerabilidades del sector primario frente a los efectos del cambio climático.
  • Vulnerabilidad del sector primario frente a la presión de otras actividades y/o usos.
  •  Riesgos frente a impactos ambientales producidos por el ser humano.

Para hacer este tipo de diagnóstico, se considerará el equilibrio entre la población (no solo la residente, sino también la turística), los recursos naturales disponibles y el grado de contribución en producción de alimentos con respecto al total necesario para satisfacer la demanda mínima. Es conveniente detectar el estado actual de los agrosistemas, la potencialidad de estos, las especies y variedades tradicionalmente cultivadas en los mismos, su estado de conservación y/o degradación, para tomar las decisiones de manejo más oportunas.

También será necesario conocer los agrosistemas incluidos en aquellas categorías de suelo, en los que por normativa sectorial, no se permiten las labores culturales tradicionales al agrosistema en cuestión, para así, determinar las acciones concretas a realizar en estos espacios y sus funciones ecosistémicas.

Indicadores

Evaluación-ordenación-seguimiento

Tabla 22. Resumen de los indicadores cualitativos y cuantitativos del eje de integración TPB3.1 Agrosistemas sostenibles. Fuente: Elaboración propia.

INDICADORES UMBRAL MÍNIMO UMBRAL DE SOSTENIBILIDAD EVALUACIÓN
DIAGNÓS-TICO
MODELO SEGUIMIENTO TIPO DE INDICADOR

TPB-IND.19  

(A)

Grado de aprovecha-miento agrícola del territorio 100% corresponde a un territorio totalmente aprovechado para producción agrícola.
Secundario
TPB-IND.20 (A) Grado de producciones agrarias resilientes 100% corresponde a un territorio totalmente aprovechado para producción resiliente agroecológica.
Secundario
TPB-IND.21 (A) Grado de producción en agrosistemas tradicionales 100% corresponde a un territorio totalmente aprovechado para producción totalmente tradicional equiparable a una producción agroecológica.
Secundario
TPB-IND.22 (A) Estado de uso los agrosistemas tradicionales   100% corresponde a un territorio totalmente aprovechado para producción totalmente tradicional equiparable a una producción agroecológica.
Secundario
TPB-IND.23 Grado de producción agraria local 100% corresponde a un territorio totalmente aprovechado para la soberanía alimentaria.
Primario 
A El indicador se encuentra reflejado en la línea de análisis TPB.3.1 Agrosistemas sostenibles (como tipo de indicador primario).

*Los indicadores se encuentran desarrollados de manera pormenorizada en el “Anexo I: Indicadores”.

Medidas y recomendaciones.
para la ordenación y ejecución

  • (A). Poner en valor la cultura campesina en la soberanía alimentaria.
  • (A). Garantizar una alimentación de acceso justo y digno, con alimentos nutritivos, saludables y seguros en cuanto a calidad y trazabilidad.
  • (A). Facilitar condiciones dignas de acceso y gestión de tierras de cultivo que provean de alimentos saludables.
  • (A). Proveer de un acceso más igualitario e inclusivo a la población no sólo alimentos sino de los recursos necesarios para producirlos.
  • (A). Reservar la superficie agrícola de mayor capacidad agrológica del territorio, y con capacidad necesaria para alcanzar la soberanía alimentaria, con el criterio de tener en cuenta la evolución poblacional, determinando para ello el grado de dependencia de mercados exteriores, en relación al abastecimiento de la población local y a la generación de divisas agrarias por exportación, dilucidando el potencial de soberanía alimentaria y la generación de divisas generadas.
  • (M/A). Fomentar una agricultura urbana, periurbana, y parques agrarios, que amortigüen los impactos generados por la actividad humana y el cambio climático, acercando además la producción a la ciudad y potenciando así la economía de proximidad y la soberanía alimentaria.
  • (A). Evitar zonas muy próximas a la costa en la selección de los suelos que permitan el uso acuícola (subida del nivel del mar e incremento de eventos climáticos extremos).
  • (M/A). Promover la acuicultura en tierra, promoviendo su uso en suelos que en la actualidad no contemplan esta actividad. Se propone esta medida ya que la acuicultura en tierra, en Canarias, se prevé que se centre principalmente en especies de algas, aunque también equinodermos y moluscos (en cultivos multitróficos con algas). Todos estos cultivos poseen capacidad de fijación de CO2, pudiendo convertirse en actividades con una huella de carbono negativa (sumideros) en especial los cultivos de algas.
  • (M). Permitir la producción de energía a partir de fuentes renovables (fotovoltaica, eólica, etc.) en suelos que contemplen el uso acuícola, como actividad complementaria a la acuicultura.
  • (A). Evitar el deterioro, de las aguas subterráneas corrigiendo los puntos críticos de infiltración y lixiviación.
  • (A). Es fundamental para la agricultura tener fácil acceso a aguas y que estas posean la mejor calidad posible, aumentando así el abanico de productos agrícolas, y repercutiendo positivamente en un mayor alcance de soberanía alimentaria.
  • (A). Optimizar las redes de distribución y de riego, evitar la evaporación e infiltración de las masas de agua se considera trascendental para conseguir una gestión eficaz de las aguas.
  • (A). En la medida de lo posible, favorecer la sombra en las infraestructuras de almacenamientos hídricos para evitar las pérdidas por evaporación.
  • (A). Fomentar un uso eficiente del agua tanto en la distribución como en el riego, aumentar el nivel de tecnificación y automatismo, fomentar sistemas sostenibles de riego, y riego inteligente, e inspeccionar y reparar los puntos críticos de pérdidas tanto en la red de distribución como a nivel de parcela.
  • (A). Conocer y revalorizar aquellas estructuras etnográficas relacionadas con el agua (aljibes, canales, acequias, presas, represas, embalses…).
  • (A). Emplear sistemas que reduzcan la evapotranspiración (invernaderos y umbráculos, o empleo de mulching orgánicos y minerales como jable o rofe).
  • (M/A). Impulsar la revalorización de los residuos ganaderos.
  • (A). Respaldar la gestión sostenible de las explotaciones, salvaguardando la economía familiar y las buenas prácticas de gestión, en cuanto al medio ambiente y el bienestar animal se refiere.
  • (M/A). Respaldar las industrias de procesamiento alimentario familiares o en cooperativas, en las que exista una relación directa con la explotación ganadera, lo que contribuye a la rentabilidad y a la diversificación.
  • (M/A). Favorecer e incentivar los modelos de gestión rural más sostenibles, que se basen en la Agroecología, considerado como el sistema de gestión holístico con mayor capacidad de resiliencia (climatológica, mercantil, social).
  • (M/A). Fomentar una gestión holística del agrosistema, mediante sistemas agrícolas combinados con procesos ganaderos, e intentar cerrar el círculo de generación de energía e insumos.
  • (A). Fomentar prácticas agrícolas en entornos urbanos y periurbanos.
  • (M/A). Revalorizar la figura de Parques agrarios en los entornos de las ciudades y núcleos urbanos, como zonas sumidero de contaminantes, que además fortalecen la soberanía alimentaria, y reducen la huella de carbono al animar al consumo de producto de proximidad.
  • (A). Revalorizar y dar a conocer las vías pecuarias existentes (dehesas, zonas trashumantes, y zonas de esparcimiento del ganado), el estado actual, y por tanto su potencial, así como su uso, y su importancia para la prevención de incendios forestales y otros servicios ecosistémicos.
  • (A). Promover las explotaciones ganaderas o industrias de procesamiento alimentario derivado de la ganadería perteneciente a una D.O.P., I.G.P., y marca de calidad.

(M=Mitigacion/A= Adaptación)

Criterios
para la ordenación

  • (A). Recuperar y catalogar los suelos agrícolas abandonados para conseguir los objetivos establecidos en soberanía alimentaria. 
  • (A). Impulsar técnicas de gestión cultural que fomenten y mantengan la biodiversidad del sistema mediante la aplicación de asociaciones y rotaciones, setos perimetrales e islas de vegetación de flora autóctona, de cultivares y razas tradicionales.

(M=Mitigacion /A= Adaptación)