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- EU.4 EJE 4: Bienestar y salud
Este Eje de integración plantea un enfoque del proceso de redacción de los instrumentos de ordenación urbanística orientado a la acción climática que integre la salud y el bienestar de la ciudadanía en los espacios urbanos desde varias perspectivas: la incidencia individual (o de grupos reducidos), así como la vinculada a visión colectiva.
Desde esta perspectiva, no sólo prestando atención a la epidemiología ambiental, sino también a los sectores de la población más frágiles frente al CC, conscientes desde esta Guía de la importancia de reforzar el bienestar de las personas desde la Acción Climática de manera transversal.
En consecuencia, se realiza un enfoque metodológico del espacio urbano través de tres ejes que orbitan sobre el Bienestar: la Salud Integral, el Confort Ambiental y de los Espacios de Interacción Social, incorporando pautas y ejemplos prácticos que permiten comprender las distintas sinergias territoriales, deseando que provoque en las personas profesionales que acudan a esta Guía, la necesidad de una consciencia de una planificación urbana integral, inteligente y ágil que favorezca hábitos de vida saludables y entornos seguros.

Figura 1297. Relación metodológica de la Salud Integral, los Espacios de Interacción Social y el Confort Ambiental para fortalecer el Bienestar de las personas desde la planificación urbanística. Elaboración propia.
Y no resulta casual dicho propósito, si se tiene en cuenta que la Organización Mundial de la Salud (OMS), prevé que para el año 2050, el 70% de la humanidad viva en ciudades o pueblos que, si bien mejoran el acceso a la atención sanitaria, resultan espacios urbanos proyectados de forma tradicional que concentran un conjunto de riesgos para la salud de la ciudadanía que se verán incrementados por los efectos del cambio climático.
Concretamente, la alteración de las condiciones climáticas favorecerá la ampliación del ratio de enfermedades transmitidas de forma zoonótica y a través de los recursos hídricos, además del incremento de la vulnerabilidad social debido al aumento de los fenómenos meteorológicos adversos derivados del calentamiento global, lo que ha llevado a la OMS a advertir que, de no corregirse la situación, entre el año 2030 y 2050 el Cambio Climático causará unas 250.000 defunciones adicionales cada año debido al estrés calórico, al incremento de los radios de acción de las enfermedades, la la escasez de agua potable y la malnutrición.
Es esencial para la supervivencia humana, en consecuencia, reconocer la relevancia de los impactos globales como una cadena de sucesos que pueden manifestarse en cualquier región de la Tierra y así, consciente de este escenario y del gran potencial que tiene el urbanismo a la hora de revertir la situación y, en lo que aquí importa, reforzar la salud pública, la OMS ha fijado para esta disciplina las siguientes directrices:
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- Promover una planificación urbana que propicie los hábitos saludables y la seguridad, mejorando las condiciones de vida en las ciudades, en particular mediante el acceso a viviendas y sistemas de saneamiento adecuados para todos.
- Incorporar a las Comunidades en los procesos decisorios.
- Asegurar que la infraestructura sea accesible a las personas mayores.
- Velar por que las zonas urbanas puedan soportar situaciones de emergencia o desastre.
Paralelamente, la comunidad científica internacional ha advertido que la destrucción de los ecosistemas y la pérdida de la biodiversidad han incrementado el riesgo de aparición de enfermedades infecciosas transmisibles al ser humano, como ha ocurrido sin ir más lejos con la crisis mundial derivada del COVID-19, que ha puesto de manifiesto la fragilidad de la sociedad ante una amenaza sanitaria de escala mundial, proporcionando valiosas lecciones sobre cómo afrontar los riesgos vinculados al CC.
En el ámbito estatal, el Ministerio de Sanidad ha elaborado el Plan Estratégico de Salud y Medioambiente, cuya puesta en práctica pretende; “mejorar la calidad del hábitat y disminuir los riesgos ambientales de las ciudades en la salud de las personas”, considerando a la planificación urbanística y la ordenación territorial como elementos claves por su capacidad de influencia en; “las decisiones que toma la población en lo que se refiere a estilos de vida más saludables, como por políticas que disminuyan la contaminación y mitiguen el impacto en el cambio climático y sus consecuencias”.
De la misma forma, el Observatorio de Salud y Cambio Climático del Gobierno de España ha evidenciado científicamente que la aceleración del calentamiento global ha variado la estacionalidad de pólenes alergénicos, alterando la distribución geográfica de vectores de enfermedades infecciosas e incrementado el número de defunciones ligadas a las olas de calor (Confalonieri et al. 2007).
También en la esfera Local, la Fundación del Colegio de Médicos de Las Palmas ha manifestado su preocupación por el Cambio Climático debido al impacto negativo que tendrá sobre la salud de la ciudadanía canaria, destacando la posibilidad de enfrentar este fenómeno a través de dos prismas; desde una óptica individual para influir en el comportamiento humano y desde la responsabilidad como colectivo contaminante.
Y una vez más, para poder hacer frente a este reto sin precedentes en la historia de la humanidad, la planificación y el desarrollo urbanístico es una poderosa herramienta, ya que considerado desde esta perspectiva, tiene la capacidad de configurar el territorio de manera saludable, sostenible e inclusiva, fortaleciendo la resiliencia de las personas y la solidaridad intergeneracional.
Por ese motivo, en esta Guía se propone un acercamiento metodológico que incorpora de manera integral la salud y el bienestar en el planeamiento urbanístico, con el propósito de dar unas pautas a las personas responsables de la redacción de los instrumentos de ordenación urbanística de Canarias que les ayude a adoptar modelos de ordenación que impulsen la creación o reconversión de las ciudades y pueblos canarios hacia espacios que combinen el equilibrio psicosomático (la interrelación del cuerpo y la mente) y las relaciones sociales como parte de la estrategia basada en el incremento de la resiliencia de la sociedad frente al CC.

Figura 130. Relación entre emisiones GEI, cambio climático y salud. Elaboración propia a partir de la publicación “Responder a los riesgos para la salud del cambio climático en Europa”, Figura 1, (Watts et al., 2015).
Dicho propósito, además, viene a cumplimentar de manera explícita el Objetivo 3 (salud y bienestar) de la Agenda 2030: “Garantizar una vida sana y promover el bienestar para todos en todas las edades”.
EL ACERCAMIENTO AL ANÁLISIS METODOLÓGICO: LA CONCEPCIÓN DE LA SALUD MÁS ALLÁ DE LA AUSENCIA DE ENFERMEDAD.
En términos de salud pública, es relevante analizar desde la perspectiva climática y del planeamiento urbanístico un modelo de ordenación que permita cubrir las cuestiones relativas al estado de salud de la población.
Interesa, sin ir más lejos, tomar conciencia del vínculo existente entre problemas de salud y situaciones de exclusión social, especialmente considerando la población más vulnerable, el aumento de los desplazamientos climáticos o solastalgia (Glenn Albrecht, 2005) en las personas, ante el miedo de ser afectada por algún fenómeno meteorológico adverso.

Figura 1319. Determinantes de la salud. Fuente: elaboración propia a partir del Modelo holístico de Laframbroise (1973) y desarrollado posteriormente por Marc Lalonde (1974).
El estudio pormenorizado de los entornos urbanos puede ayudar a comprender el marco físico y cultural en el que se mueve una población determinada y, por tanto, entender sus demandas y exigencias, así como su concepción del bienestar.
Los resultados obtenidos pueden suponer una herramienta fundamental a la hora de implementar medidas de mitigación y adaptación al CC con el propósito de mantener y mejorar la salud pública en las ciudades y en los pueblos a través del planeamiento urbanístico.

Figura 13250. Determinantes sociales en la salud. Fuente: elaboración propia a partir de la OMS (2005).
En este eje de integración se plantea un enfoque orientado a la acción climática que integra la salud y el bienestar de la ciudadanía en los espacios urbanos desde varias perspectivas: la incidencia individual (o de grupos reducidos), así como la vinculada a visión colectiva. No solo se presta atención a la epidemiología ambiental sino también a los sectores de la población más frágiles frente al CC. Conscientes de la importancia de reforzar el bienestar de las personas desde la Acción Climática de manera transversal, se ha enfocado metodológicamente el estudio del espacio urbano través de tres ejes que orbitan sobre el Bienestar: la Salud Integral, del Confort Ambiental y de los Espacios de Interacción Social. También se incorporan pautas y ejemplos prácticos que permiten comprender las distintas sinergias territoriales, suscitando una planificación urbana integral, inteligente y ágil que favorezca hábitos de vida saludables y entornos seguros.
Líneas
EU.4.1. Línea 1: Salud integral.
El calentamiento global es una gran amenaza que incide de manera directa sobre la Salud Pública, especialmente en los entornos urbanos con una elevada densidad de población. En este sentido, integrar la perspectiva climática en la planificación y diseño de las ciudades y los pueblos supone un escudo estratégico a la hora de disminuir la carga de la infraestructura sanitaria y reforzar la resiliencia de física y mental de las personas.
EU.4.2 Línea 2: El confort ambiental.
Desde el punto de vista psicológico, se focaliza el potencial del entorno urbano para reforzar los lazos interpersonales en un horizonte donde el cambio climático elevará la incertidumbre en la identidad social e incrementará la vulnerabilidad colectiva. Será preciso crear, gestionar y mantener lugares inclusivos y seguros, que favorezcan la confianza colectiva y el cuidado mutuo, concibiendo el espacio público como lugar que consolide el bienestar humano, las relaciones sociales y la identidad.
EU.4.3 Línea 3: Espacios de interacción social: la importancia de los vínculos afectivos.
En la actualidad, muchos puntos del espacio urbano no están pensados bajo criterios de diversidad y que, frente a un clima variable e inestable, retroalimentará negativamente estos entornos, potenciando la exclusión social. Por esta razón, la acción climática debe prestar atención a los elementos que configuran y conforman las comunidades bajo un prisma inclusivo y transversal, siendo fundamental la participación ciudadana. El propósito es reforzar los lazos de la comunidad y el bienestar social bajo los principios de la corresponsabilidad.




























