Introducción

El territorio es el soporte físico en el que confluye el medio natural y el antrópico, siendo en este último donde mayoritariamente se desarrollan los usos y actividades correspondientes a los distintos sectores de emisión de GEI, incidiendo principalmente en ese soporte físico los efectos derivados del cambio climático y, por lo tanto, donde resulta necesario materializar la mayor parte de las medidas de adaptación. 

Existen tres elementos fundamentales que inciden de manera decisiva en la configuración del territorio y que mantienen relaciones funcionales entre sí, dependiendo el equilibrio y la sostenibilidad del territorio de la interrelación entre ellos; el sistema natural, que se caracteriza por el conjunto de leyes naturales y procesos biológicos, físicos y químicos del sistema terrestre; en el que a su vez concurren dos sistemas de carácter antrópico; el sistema rural, que podemos definir como aquella parte del territorio en la que se desarrollan principalmente las actividades relacionadas con el sector primario, y el sistema urbano; formado por el conjunto de asentamientos e infraestructuras ubicados en un territorio determinado, creado y organizado por la sociedad que los habita. 

Por otro lado, el Modelo Territorial supone la proyección espacial del estilo de desarrollo de la sociedad en un territorio, integrando las políticas social, cultural, ambiental y económica con la planificación física, para procurar una estructura espacial adecuada. En él, a modo de “tablero de ajedrez”, interactúan los sistemas natural, rural y urbano; pudiendo presentarse un modelo territorial enfocado hacia la neutralidad climática y/o resiliente o, por el contrario, de altas emisiones y despilfarrador de recursos, dependiendo de las relaciones y el equilibrio entre ellos, la organización espacial de los usos y actividades y las infraestructuras de transporte que los conectan, la capacidad de adaptación al entorno a la hora de ocupar los suelos y establecer las actividades, la eficiencia en la gestión y el consumo de los recursos. 

A su vez, subyace al modelo y a la interactuación entre sus tres sistemas un metabolismo territorial, definido como el “producto de la interrelación de los procesos naturales (ciclos naturales como los del agua, carbono, nitrógeno,  etc.), y técnicas de las sociedades humanas, que intervienen en el funcionamiento de un territorio” (BARLES, S. 2017), que junto con la gestión de la movilidad, conforman algunos de los principales ejes de las políticas de acción climática por su relevancia en el nivel de emisiones de GEI. 

A escala urbana, el funcionamiento anteriormente descrito, se conoce como metabolismo urbano, ya que las ciudades concentran la mayor cantidad y diversidad de flujos de energía y materiales.

Además, debe tenerse en consideración que la forma en que una sociedad se implanta en el territorio, la ocupación y grado de sellado del suelo y el nivel de integración con el entorno pueden entrañar riesgos por los efectos que el cambio climático puede desencadenar, por lo que un modelo de ordenación inadecuado provocará el aumento del riesgo de inundación, el riesgo de desprendimientos, el aumento de los fenómenos de escorrentía, el incremento de los incendios forestales y una menor recarga de acuíferos por la disminución de la permeabilidad de los suelos, la contaminación del agua y del aire, con el consecuente riesgo de la pérdida de biodiversidad, afección a la población y a las actividades socioeconómicas que en él se desarrollan. 

Por esa razón, la mitigación de los efectos del cambio climático y capacidad de adaptación del territorio a éstos están directamente relacionados con la manera en que se ocupa y se implantan los usos en él, lo que hace de la ordenación territorial y urbanística una herramienta fundamental para la acción climática. 

A escala global, ya es evidente que existe una relación directa entre la reducción de emisiones GEI y las necesidades futuras de adaptación de los territorios; cuanto mayor sea la mitigación del Cambio Climático, menores serán sus efectos y menores esfuerzos de adaptación requerirán.

 “Una planificación territorial y urbana que se adapta a los efectos del cambio climático y que avanza en su prevención permitirá optimizar y reducir el consumo de energía y de agua y ser más eficientes energéticamente.  Estos planes pueden ser, por tanto, los mejores aliados para reducir la contaminación del aire, del agua, del suelo, y del subsuelo y para abonar una adecuada gestión de los propios recursos también.

[…] La contribución al desarrollo sostenible, neutro en emisiones y mejor adaptado a los impactos del cambio climático requerirá actuar conjuntamente sobre todos ellos, lo que demanda una comprometida acción coordinada y un enfoque integrado” 

Por lo tanto, esta Área Temática plantea una metodología de trabajo para la integración de las variables que, desde el punto de vista de la configuración y funcionamiento del territorio, se han de tener en cuenta para enfocar el modelo de ordenación hacia la neutralidad de emisiones y la resiliencia del territorio a escala local, centrándose en los aspectos que inciden en la ordenación estructural y la estrategia de transformación territorial en el planeamiento urbanístico a nivel municipal.

Objetivos

Figura 1 Relación del área temática Territorio, Paisaje y Biodiversidad con la Agenda 2030 y la Agenda Urbana Española. Fuente: elaboración propia.

Desde esta óptica, esta Área Temática se alinea directamente con ocho de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030, así como con el resto de ellos de manera transversal:

  • Objetivo 3 “Garantizar una vida saludable y promover el bienestar para todos y todas en todas las edades”
  • Objetivo 5 “Lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las niñas”
  • Objetivo 6: “Garantizar la disponibilidad de agua y su gestión sostenible y el saneamiento para todos”
  • Objetivo 7: “Garantizar el acceso a una energía asequible, segura, sostenible y moderna”
  • Objetivo 11 “Conseguir que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles.”

EL ODS 11 establece varios objetivos de sostenibilidad ambiental para crear asentamientos urbanos inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles. En términos más generales, el ODS 11 establece la intención de “reducir el impacto medioambiental per cápita adverso de las ciudades, prestando especial atención a la calidad del aire y la gestión de residuos municipales y de otro tipo” – Meta 11.6 de los ODS. Respecto al cambio climático y la resiliencia, establece un objetivo para que las ciudades adopten planes integrados de mitigación y adaptación y resiliencia ante desastres: – Meta 11.B de los ODS.

  • Objetivo 12 “Garantizar las pautas de consumo y de producción sostenibles.”
  • Objetivo 13 “Tomar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos”
  • Objetivo 15: “Gestionar sosteniblemente los bosques, luchar contra la desertificación, detener e invertir la degradación de las tierras, detener la pérdida de biodiversidad”

Asimismo, cabe destacar que esta Área Temática se alinea con los siguientes objetivos estratégicos de la Agenda Urbana Española:

1 “Ordenar el territorio y hacer un uso racional del suelo, conservarlo y protegerlo”.

2 “Evitar la dispersión urbana y revitalizar la ciudad existente”.

3 “Prevenir y reducir los efectos del cambio climático y mejorar la resiliencia”

El calentamiento del sistema climático es inequívoco, atribuible a la actividad humana con una evidente certeza y está causado, esencialmente, por las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) provocadas por el uso de combustibles fósiles y el cambio en los usos del suelo. (Agenda Urbana Española)

En definitiva, la morfología y el modelo de ocupación del territorio se conciben como elementos que están vinculados con la forma en la que el ser humano ha transformado el territorio para la implantación y desarrollo de los usos que a lo largo de la historia han ido aparejados a la evolución, en este caso, de la sociedad canaria.

¿Cómo ha contribuido la forma de ocupar el territorio canario a este fenómeno?

La forma de ocupar el territorio llevada a cabo en Canarias, fundamentalmente en la segunda mitad del siglo XX y las primeras décadas del siglo XXI, se caracteriza por la expansión de la urbanización, concentrada principalmente en la franja de costa de las islas; la dispersión de las edificaciones en el suelo rústico; una distribución de los distintos usos y actividades de forma monofuncional, la cual ha establecido la necesidad de crear unas redes de infraestructura viarias capaces de comunicar estos territorios fraccionados, al tiempo que se hacía necesario el despliegue de infraestructuras de generación y distribución de energía y de abastecimiento y la depuración de aguas para la dotación de los servicios precisos para su buen funcionamiento.

Figura 2. Caracterización del modelo de ocupación del territorio. Fuente: Elaboración propia a partir de diversas fuentes

Este modelo de ocupación del territorio ha demandado un excesivo consumo de recursos naturales para proveer a la población de los bienes materiales y la energía necesarios para el correcto desarrollo de su actividad, resultando una generación de residuos que somos incapaces de gestionar, con las afecciones que ello conlleva en la sostenibilidad del territorio y el cambio climático.

¿Cuáles son las consecuencias del modelo territorial actual?

Esta forma de planificar el urbanismo ocasiona unas altas emisiones de gases de efecto invernadero, producidas principalmente por las fuentes de generación de energía basadas en recursos fósiles y por los medios de transporte, destacando, con respecto a este último, la gran dependencia del vehículo privado para la movilidad de la sociedad canaria.

No se puede ignorar, en ese sentido, que el Cambio Climático tiene unos efectos en el territorio que ya se están vislumbrando y que se verán potenciados en un futuro, cuyos principales impactos, considerando los estudios de “Gestión de los riesgos de fenómenos meteorológicos extremos y desastres para mejorar la adaptación al cambio climático” (IPCC), la Agencia Europea de Medio Ambiente, la Evaluación Preliminar de los Impactos en España por Efectos del Cambio Climático (Ministerio de Medio Ambiente, España) y la Evaluación preliminar de la vulnerabilidad ante el cambio climático en las Islas Canarias (Gobierno de Canarias – Proyecto Clima Impacto), se resumen en el siguiente diagrama de impactos:

Figura 3. Diagrama de impacto del cambio climático en el área temática Morfología y modelo de ocupación del territorio. Fuente: Elaboración propia.

Prolongar este modelo de ocupación del territorio y retrasar la toma de decisiones y acciones, supondrá asumir más riesgos, más costes y renunciar a oportunidades de modernización de nuestra economía y nuestra sociedad para alcanzar los objetivos de lucha contra el cambio climático y desarrollo sostenible.

Es por ello que esta Área Temática persigue que en la elaboración del planeamiento urbanístico se contemple la relevancia e influencia del cambio climático sobre la morfología física y funcional del espacio, incorporando pautas para la adaptación y mitigación en el modelo de ocupación del territorio. 

Estructura y composición del área temática

Para abordar el Área Temática MORFOLOGÍA Y MODELO DE OCUPACIÓN DEL TERRITORIO desde la óptica de la acción Climática, con objeto de lograr enfocar la estrategia de transformación territorial a nivel municipal y la ordenación estructural en el planeamiento urbanístico hacia la mitigación de los efectos del Cambio Climático y la adaptación del territorio a los efectos del mismo, se ha estructurado en cuatro Ejes de integración para facilitar el mejor conocimiento del territorio y su funcionamiento con respecto a las variables que nos darán las claves para adoptar las medidas necesarias para establecer una ordenación dirigida a aumentar la resiliencia del territorio municipal y contribuir a la neutralidad de emisiones GEI. 

El eje de integración Equilibrio territorial, plantea la necesidad de la existencia de un equilibrio entre los tres sistemas que conforman el territorio: ecosistema natural, [eco]sistema rural y [eco]sistema urbano. Este equilibrio, fundamental para afrontar la Acción Climática, se basará, por una parte, en el establecimiento de mecanismos para la potenciación de los servicios y sinergias ecosistémicos, favoreciendo los corredores ecológicos y reforzando la infraestructura verde y azul. Por otro lado, la conservación, protección y potenciación del medio rural, por medio del fortalecimiento de los núcleos de población rural a través de la jerarquización de centralidades y dotación de servicios. Y por último, en conseguir el reacoplamiento de la actividad agraria, por una parte, y del sistema urbano al territorio, con la finalidad de lograr un mayor equilibrio del metabolismo territorial.

Territorio neutro en emisiones Persigue, a través de una visión sistémica e integrada del territorio, establecer la metodología adecuada para favorecer la potenciación y protección de los sumideros de carbono y la reducción de las emisiones GEI, actuando sobre la  movilidad, favoreciendo la accesibilidad próxima sobre el metabolismo urbano mediante la autosuficiencia conectada y concibiendo el planeamiento urbanístico como herramienta para la viabilización de la transición ecológica, siendo aquél el vehículo de las políticas sectoriales para la descarbonización de los diferentes sectores de emisión de GEI. Para ello será fundamental la coordinación interinstitucional y la co-creación con la ciudadanía y el empresariado de un nuevo modelo ordenación más inclusiva y justa.

.La Ocupación racional y eficiente del suelo se plantea como una práctica imprescindible para lograr el modelo territorial equilibrado necesario para lograr los objetivos de mitigación y adaptación. 

Para ello, la preservación de los suelos en estado natural, primando la regeneración de los suelos ya transformados y evitando con ello un mayor consumo y transformación de este valioso recurso, contribuirá, junto con la optimización del resto de recursos naturales (agua, energía) y la reducción de su demanda, al logro de una mayor eficiencia del metabolismo territorial. 

En esta labor será indispensable enfocar la ordenación hacia el re-acoplamiento del [eco] sistema urbano al territorio en el que se sitúa a través, entre otras medidas, del planteamiento de un metabolismo urbano eficiente, encauzándolo desde la ordenación estructural, hacia la ciudad densa, compacta, eficiente, compleja y multifuncional, fomentando la accesibilidad próxima y la movilidad sostenible.

Por último, un “Territorio adaptado y resiliente planteará las claves para, a través del análisis de los riesgos climáticos y teniendo en cuenta las vulnerabilidades, tanto territoriales como sociales, a nivel local, estudiar y potenciar la capacidad adaptativa del territorio y de las actividades que en él se desarrollan, adoptando las medidas necesarias para dotarlo de una mayor resiliencia, utilizando como herramientas necesarias las soluciones basadas en la naturaleza y una mayor integración de las edificaciones e infraestructuras en el medio.

Figura 4. Organigrama del área temática “Morfología y modelo de ocupación del territorio (MOT)” Fuente: elaboración propia.

Todos estos factores alertan también sobre la oportunidad de la resiliencia, entendida como la capacidad de las comunidades para resistir, adaptarse y recuperarse frente a las perturbaciones de su entorno, concepto que resulta clave para enfrentar un clima cambiante y variable.

A su vez, partiendo del siguiente DAFO, donde se identifica para el territorio canario las principales debilidades y amenazas, fortalezas y oportunidades relacionadas con el objetivo del área temática.

Tabla 1 DAFO del área temática “Morfología y modelo de ocupación territorial”. Fuente: elaboración propia. A partir de la AUE    

Factores endógenos

Debilidades

  • Elevada presión antrópica sobre los recursos naturales y el suelo en beneficio del proceso urbanizador.
  • Modelo territorial caracterizado por la expansión, dispersión y monofuncionalidad de áreas basada en la mejora de las infraestructuras de accesibilidad y movilidad automovilística
  • Abandono del mundo rural asociado al sector agropecuario como consecuencia del auge del sector turístico
  • Elevada presión antrópica en el litoral
  • Descompensación del nivel de servicios de los núcleos de interior frente a los núcleos urbanos comarcales o capitalinos
  • Modelo agrario intensivo
  • Modelo energético basado en combustibles fósiles
  • Dispersión edificatoria en las zonas rurales.
  • Fragmentación de los ecosistemas.
  • Escases de datos científicos y protocolos a la hora de abordar la mitigación y la adaptación de Canarias.
  • Insuficiencia en materia de estrategias y servicios locales de asesoramiento multidisciplinar.
  • Gran dependencia de la movilidad en vehículo privado para satisfacer las necesidades básicas de la población.
  • Ausencia de infraestructura verde y azul estructurante y conectada
  • Desacoplamiento del sistema urbano del territorio
  • Desacoplamiento del sistema rural del territorio
  • Sistema de abastecimiento alimenticio de la población basado en productos importados
  • Ocupación del territorio inadecuada en relación con los riesgos potenciales

Fortalezas

  • Canarias es una de las comunidades autónomas con
    mayor porcentaje de superficie natural protegida.
  • Posee gran conocimiento popular tradicional sobre la gestión sostenible de los recursos naturales.
  • La imagen turística de Canarias se encuentra muy ligada a la naturaleza.
  • En la actualidad se construye un marco normativo,
    institucional y estratégico para la Acción Climática del Archipiélago.
  • Existe un gran compromiso multiescalar de las
    autoridades públicas.
  • Sentimiento de arraigo de la sociedad con el territorio.
  • En los últimos años se ha contenido la expansión urbanística.
  • Condiciones climáticas favorables a una mayor eficiencia energética y a la generación de energías renovables.

Factores exógenos

Amenazas

  • Tendencia hacia un clima variable e inestable.
  • Cambios en el nivel del mar.
  • Incertidumbre científica.
  • Cambios en la dinámica de la biodiversidad y de los
    comportamientos de las especies.
  • Riesgo vulcanológico
  • Aparición de plagas y especies exóticas potencialmente
    invasoras.
  • Incremento de la desertización y de la desertificación.
  •  Disminución de la cantidad y de la calidad de los recursos hídricos potables.
  •  Se espera un aumento de desplazados y refugiados
    climáticos que incremente la presión sobre los recursos naturales y el suelo así como sobre la sociedad canaria.
  • Inestabilidad socioeconómica derivada del COVID-19.
  • Exclusión social
  •  Pérdidas en actividad económica y empleoCambios
  • de las demandas y del tipo de turismo, que
    pueda repercutir en la competitividad del modelo turístico de Canarias.

Oportunidades

  • Mayor sensibilidad ecológica global.
  • Incremento de la financiación de proyectos de la UE y a nivel estatal vinculados a la lucha contra el CC que
    priorizan las SbN.
  •  Experiencias positivas de SbN que enfrentan la
    mitigación y/o la adaptación, generadoras de múltiples cobeneficios.
  • Aumento de la inversión en I+D+I a la hora de modelizar
    escenarios climáticos y sus potenciales impactos.
  •  Posibilidad de crear alianzas que faciliten la transición
    ecológica de manera justa y sostenible.
  •  Nuevos modelos de gobernanza basados en la
    participación, en la sostenibilidad ambiental y en la
    tecnología.
  •  Sistemas agroganaderos ecológicos al alza.
  •  Creciente demanda del turismo sostenible.
  •  Sistemas agrarios en abandono con posibilidad de
    recuperación
  •  Capacidad para una mayor integración territorio – espacio
    antropizado
  •  Economía y empleo verde
  •  Transición ecológica justa
    Salud y bienestar

Enlaces de interés

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