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- MTU.2 EJE 2. Infraestructuras y recursos hídricos
El agua se encuentra en el epicentro del desarrollo sostenible y es fundamental para el desarrollo socio-económico, para mantener unos ecosistemas saludables y para aumentar la supervivencia humana. Es un bien natural vital para reducir la carga mundial de enfermedades, mejorar la salud, el bienestar y la productividad de la ciudadanía así como para la producción y la preservación de ciertos beneficios y servicios de los que goza la población mundial. De la misma forma, el agua se ubica en el corazón de los procesos de adaptación al cambio climático convirtiéndose en el nexo crucial entre el sistema climático, la sociedad y el medio ambiente.
Este recurso es limitado e insustituible y puede suponer un gran desafío para el desarrollo sostenible pero, gestionado de manera eficiente y equitativa, puede jugar un papel importante para aumentar el fortalecimiento de la resiliencia de las islas de Canarias.
«Teniendo en cuenta los altamente probables cambios climáticos, los gobiernos deberían volver a evaluar a todos los niveles los procedimientos legales, técnicos y económicos para la gestión de los recursos hidrológicos»
(Informe elaborado por el Panel de Agua y Clima, EEUU, 1990)
El 71% de la superficie del planeta es agua siendo indispensable para la vida, humana animal o natural es por eso que se acordaron en el año 2000 los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en donde se encuentra el ODS 6, “Agua Limpia y Saneamiento”.
Líneas
MTU.2.1 Línea 1: Infraestructuras Hidráulicas del Modelo Territorial.
El agua es un recurso que cumple distintas funciones tanto sociales como ecosistémicas que deben ser gestionadas desde un enfoque de desarrollo sostenible. Esta gestión dependerá de las tecnologías, instituciones y conocimientos disponibles en cada uno de los sistemas. Por ejemplo, en el sistema natural el agua es un bien vital para la flora y la fauna, en el sistema rural, su importancia viene determinada por la actividad agrícola y ganadera y en el sistema urbano para la salud y bienestar de la ciudadanía y aumento del confort ambiental. De modo transversal es un elemento reductor de la temperatura.
En general, las estrategias de mitigación para el sector hídrico pueden tener dos clasificaciones. Las primeras, las basadas en la naturaleza, las cuales aportan unos cobeneficios para todos los aspectos del desarrollo sostenible empleando aspectos que imitan a los procesos naturales para aumentar la disponibilidad del agua (retención de la humedad del suelo y recarga de las masas de agua subterránea), mejorar su calidad (humedales naturales y artificiales), actúan como sumideros de carbono absorbiendo las emisiones de GEI, a la par que reducen los riesgos asociados al cambio climático y los desastres relacionados con el agua.
Por el contrario, las segundas estrategias las cuales corresponden con el impulso de las tecnologías, hacen referencia a medidas de mitigación que van más allá de la lucha contra el cambio climático, ya que el coste energético de los procesos industriales de producción o tratamiento de agua suele ser el principal inversión operativa y la sostenibilidad no sólo se debe enfocar desde el punto de vista medioambiental, sino también económica en la producción de agua, para garantizar la disponibilidad hídrica futura.
MTU.2.2 Línea 2: Eficiencia en el Ciclo Urbano del Agua y la Edificación.
El proceso de urbanización conlleva la reducción de la infiltración, la eliminación de la vegetación, la desaparición de irregularidades en el suelo donde se almacena el agua precipitada así como el aumento del consumo hídrico y demás recursos naturales. Lo que se traduce en la interrupción del equilibrio del ciclo natural del agua.
Las urbes no solo representan una parte importante de la demanda de agua para fines sociales y económicos, sino que constituyen una de las interfases más contaminantes en los usos del agua. La autosuficiencia de suministro urbano (urbanización y edificación) constituye un objetivo de alta prioridad en la gestión del ciclo hidrológico, tanto por la significación en el balance general del agua como por la aportación a la reducción de la contaminación ambiental.


























